CiU se baja del carro independentista sólo tres días después de empujarlo

Con más o menos disimulo, todos los dirigentes destacados de Convergència dieron su apoyo explícito a la consulta sobre la independencia celebrada el pasado domingo en Barcelona. Tres días después de desatar su pasión soberanista, CiU impedirá que hoy prospere en el Parlament una proposición de ley para declarar la independencia de Cataluña. La iniciativa, impulsada por Solidaritat Catalana per la Independència (SI), morirá hoy en el Parlament con la votación de las enmiendas a la totalidad, que contarán con el apoyo de PP, PSC y Ciutadans, y con la abstención de CiU.

Así las cosas, la proposición de ley no podrá seguir su curso parlamentario, pese al desesperado intento que ayer seguían realizando los tres diputados de SI con una carta dirigida al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y a los portavoces parlamentarios de CiU en la que pidieron una reunión de última hora.

Los nacionalistas formalizaron ayer su decisión. Se abstendrán por dos motivos, porque quieren ser fieles a su programa electoral (que no incluye la declaración de independencia) y porque su objetivo es impulsar una transición hacia el derecho a decidir de los catalanes.

Parece evidente que hay una contradicción entre la postura que los convergentes exhibieron el pasado domingo y la que hoy mostrarán en el Parlament, pero el portavoz parlamentario de CiU, Jordi Turull, la negó. «Yo no veo ninguna contradicción. Uno puedo estar de acuerdo con el qué, pero no con el cómo ni con el cuándo», dijo.

Mientras los convergentes trataron de justificar su postura, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, criticó la «hipocresía» de los de Mas. También censuró al presidente de la Generalitat por implicarse en la consulta y «decepcionar a miles de catalanes».

La portavoz parlamentaria del PSC, Laia Bonet, interpretó que CiU pondrá de manifiesto hoy su «división interna».