Sevilla

Encerrados en la ratonera del centro

Señalan que los parkings existentes «son muy pequeños» y dudan de la efectividad de las cámaras. 

.
. larazon

SEVILLA- Más de 80 personas atendidas diariamente en la sede del distrito Casco Antiguo y 28.000 acreditaciones entregadas. El Ayuntamiento hace sus números de cara a la próxima entrada en vigor de la restricción del tráfico en el centro mientras que los afectados se mueven entre la desinformación y la indignación. Los residentes, comerciantes y transportistas apuran las últimas semanas para formalizar los respectivos permisos, aunque muchos desconocen la tramitación que deben cumplimentar y desconfían de una medida que consideran «impuesta» y con «poco futuro», dada la enorme extensión del casco histórico.

Los clientes de la emblemática tienda de disfraces Pichardo ya se están quejando de las dificultades que se encontrarán cuando entre en vigor la medida. Al menos así lo cree su propietaria, Ana Pichardo, quien asegura que «en 45 minutos no da tiempo a hacer compras ni ningún trámite». Pichardo vive a las afueras de Sevilla y tiene empleados que residen en barrios periféricos, como San Jerónimo, por lo que la plantilla tendrá que formalizar los trámites cuanto antes para que las multas no lleguen en cascada.

Desconfía de la iniciativa porque «el centro no está tan masificado de coches como para multar a todos los que entren». De hecho, argumenta que «conozco muchos centros peatonales de ciudades europeas, pero tienen la alternativa de un transporte público que en Sevilla es muy deficiente». Ni transporte público rápido ni aparcamientos, porque los que hay en el casco histórico –como el de Escuelas Pías, Santa Ángela de la Cruz o Albareda– «son muy pequeños y no podrán dar respuesta a la enorme demanda que se generará». Otros con mayor capacidad, como el de El Corte Inglés, «se llenarán rápidamente por las pocas opciones que hay cerca». Igualmente, Pichardo lamenta que «nadie nos ha informado de cómo conseguir los permisos». Se ha enterado a través de los medios de comunicación de que las acreditaciones hay que recogerlas en la sede del Distrito Casco Antiguo, pero «no tengo tiempo ni para rellenar los formularios».

En el «peor momento»

También critica que la restricción se llevará a efecto «en el peor momento posible». «En estos dos últimos meses las ventas han caído en picado, y no sólo porque estamos en verano. En septiembre, que es cuando vuelve la actividad al pequeño comercio, la situación será catastrófica porque los clientes no podrán venir en su coche como lo están haciendo ahora», lamenta.

Lleva toda la mañana en la sede del distrito Casco Antiguo y aún no ha conseguido la tarjeta que lo acredita como residente. En la sede municipal de la calle Crédito se reparten cada mañana 80 números y los funcionarios atienden a 10 personas cada hora, aproximadamente. «Lo peor de todo esto es el tiempo de espera», asegura Rafael Lobo, residente en el centro. Por un lado, reconoce que el Ayuntamiento ha informado bien de la medida y los trámites que deben seguir los vecinos para formalizar los permisos. «En el 010 me han dicho los pasos que debo seguir». De otro lado, duda del cumplimiento de la restricción debido a la cantidad de casos particulares que existen. «Al principio creo que el control no se cumplirá a rajatabla porque diariamente entran muchos coches en el centro que no son de residentes». Por ello, augura que en épocas en que las hay una mayor demanda comercial, como Navidad, la zona «será un caos de tráfico». No obstante, matiza que «el tiempo dirá si la medida es efectiva o no», aunque «al principio será complicado implantarla».

Lobo también recuerda que los comerciantes se verán perjudicados. «Tienen que estar fastidiados», sostiene.

Transportista de la empresa «Tourline Express», David Lobo entra en el centro varias veces al día, por lo que la restricción le afectará de lleno. Aún no ha formalizado ningún permiso, no ha dado de alta su vehículo en el registro municipal y no sabe dónde ni cuándo se pueden realizar todos estos trámites. «Al final las tiendas no tendrán la mercancía y los documentos llegarán tarde a las empresas», asegura tras aparcar su vehículo en la plaza del Duque.

Ponce, al igual que otros muchos profesionales del sector, es autónomo, por lo que tendrá que darse prisa para que las multas no se conviertan en un problema cotidiano. «Sé que hay que pedir un permiso, pero no tengo tiempo para hacer la gestión. Muchos autónomos como yo tampoco saben qué hay que hacer para trabajar sin miedo a que te multen», afirma.

Irónicamente, propone que los transportistas y las empresas de carga y descarga «entren y salgan del centro cada 45 minutos» cuando entre en vigor la medida. Ponce ya se quejaba del horario tan reducido que mantiene el Ayuntamiento para la carga y descarga: desde las 7:00 hasta las 11:00 horas. «En muchos pueblos, como en Utrera, es de 8:00 a 18:00 horas, así que en esto nos llevan la delantera», sostiene. Asegura que su trabajo se complicará aún más. «Ahora tendremos que recurrir las multas al Ayuntamiento casi a diario», lamenta.