Italia

El Constitucional italiano deja a Berlusconi en manos de los jueces

Los tres procesos contra «Il Cavaliere» podrían comenzar de inmediato si así lo estiman los togados.

Silvio Berlusconi, primer ministro italiano
Silvio Berlusconi, primer ministro italianolarazon

ROMA- Silvio Berlusconi vuelve a estar en manos de quienes él considera sus peores enemigos, los jueces. La Corte Constitucional de Italia acabó ayer, en parte, con la Ley del Legítimo Impedimento, que permitía a «Il Cavaliere» congelar mientras siguiese en el poder los tres procesos que tiene pendientes en los tribunales. Con 12 votos a favor y sólo 3 en contra, los 15 magistrados interpretaron que el blindaje del primer ministro frente a la Justicia viola, entre otros aspectos, el principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley recogido en la Carta Magna.

El fallo del Constitucional no tumba de forma total la polémica ley: manda la pelota al tejado de cada uno de los jueces de los procesos de Berlusconi. Serán ellos los que decidan si las responsabilidades de Gobierno del mandatario le dejan tiempo o no para ser juzgado. La sentencia acaba además con la obligación que tenían los magistrados de ir reenviando las audiencias al primer ministro hasta dentro de seis meses.

La decisión del Constitucional, por tanto, supone que los tres procesos de «Il Cavaliere» (Mills, Mediaset y Mediatrade) pueden comenzar de inmediato en los tribunales de Milán si los jueces responsables lo consideran pertinente. Todos ellos se iniciarían desde la primera instancia.

Una muchedumbre de ciudadanos contrarios a Berlusconi se aglutinaba ayer a las puertas de la Corte Constitucional en espera de conocer el fallo. Cuando se supo que la última ley ad persónam impulsada por el mandatario había sido rechazada parcialmente, la turba reaccionó con júbilo, un sentimiento compartido por la oposición política. No obstante, los partidos de izquierda lamentaron que el legítimo impedimento no haya sido enterrado de forma completa. Incluso alguna formación se propone organizar un referéndum para lograrlo.

Berlusconi no quiso ayer valorar su nueva situación judicial, pero anunció que hoy acudirá a un programa de televisión de uno de los canales de su propiedad para expresar su opinión. Entretanto, alguno de sus edecanes, como el ministro Sandro Bondi, ofreció un avance: «El Constitucional ha establecido la superioridad del orden judicial respecto al político. Se han alterado los fundamentos de la Carta Magna y del orden democrático».

La sentencia deja al Gobierno italiano en una situación de mayor inestabilidad aún si cabe que la que ya tenía encima. Son cada vez más las voces que auguran que Berlusconi convocará elecciones anticipadas para recuperar una mayoría cómoda en el Parlamento y aprobar una nueva ley que aleje el fantasma de sus procesos.


La paranoia de las «togas rojas»
No hay ocasión mala para cargar contra los jueces. «Togas rojas», «comunistas», «ridículos», «enfermos mentales», «cáncer de la democracia», «delincuentes». Son sólo algunos de los epítetos que Berlusconi ha lanzado a los magistrados en los últimos años. El primer ministro no soporta la independencia y capacidad de injerencia en la política que tienen los jueces en Italia y aspira a conseguir una reforma que les corte las alas y los ponga bajo control. La débil situación parlamentaria en que se encuentra le impide hacer realidad su proyecto.


Los tres casos pendientes
- «Caso Mills». A Berlusconi se le acusa de haber corrompido al abogado David Mills para que mintiese en un juicio y salvase sus intereses. El letrado fue condenado a cuatro años de cárcel, aunque el Supremo declaró prescrito el delito.
- «Caso Mediaset». El delito sería por fraude fiscal en la compraventa de derechos televisivos por parte de Mediaset, el conglomerado audiovisual de Berlusconi. Además, hay otros once imputados, entre ellos el presidente de la compañía.
- «Caso Mediatrade». Se acusa a Berlusconi de evadir el pago de 8 millones de euros de impuestos y de apropiación indebida de 24 millones de euros. El delito también salpica a su hijo.