Roma

Benedicto XVI reza el domingo en Croacia en la tumba del difamado beato Stepinac

El viaje que mañana inicia Benedicto XVI a Croacia alcanzará un punto emotivo cuando el domingo venere en la catedral de Zagreb la tumba del beato cardenal Aloisio Stepinac (1898-1960), beatificado por Juan Pablo II en 1998 como mártir del comunismo.

La Razón
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La propaganda del régimen comunista yugoslavo del Mariscal Tito procesó a Stepinac, líder espiritual de los croatas, en un simulacro de juicio como supuesto colaborador con el régimen fascista durante la Segunda Guerra Mundial. La izquierda de Europa Occidental, seducida por la idea de que Tito representaba un «comunismo humano» alternativo a Stalin, amplificó en Occidente el mensaje contra el cardenal y el catolicismo croata. Aún hoy repiten la leyenda negra comunista contra el beato Stepinac grupos tan diversos como los nacionalistas serbios anti-croatas (los mismos que alaban al general Mladic, juzgado ahora por crímenes de guerra), algunos fundamentalistas ortodoxos radicalmente anticatólicos, cierta Prensa postcomunista y algunos ateos radicales y anticlericales que recopian el viejo bulo en internet.

Juan Pablo II, polaco conocedor de las tácticas de la propaganda comunista, no se dejó amedrentar y beatificó a Stepinac después de hacer investigar su vida. Stepinac pasó 5 años en la cárcel y falleció en extrañas circunstancias bajo vigilancia domiciliaria. El Partido Comunista de Yugoslavia mató a unos 700 clérigos católicos de 1943 a 1947, a través de distintas unidades armadas. Ejecutaron a 4 obispos, 506 sacerdotes y 50 seminaristas durante los años de la guerra, y después, de 1945 a 1947, a otros 70 clérigos, varios seminaristas y monjas.

Milan Simcic, buen conocedor de la historia moderna de Yugoslavia y antiguo subsecretario de la Congregación para el Clero en Roma, defendió a Stepinac en 1998, en vísperas de su beatificación. «En 1946, ya habían muerto más de seiscientos religiosos y miles eran perseguidos. Tito propuso al cardenal separar de Roma a la Iglesia croata, y recibió un tajante no. Tito no estaba acostumbrado a tolerar a las personas que se oponían a sus deseos. No habiendo podido echar mano a su predecesor, el dictador Ante Pavelic, se decidió coger como chivo expiatorio a Stepinac». Simcic recordó además que el cardenal intentó proteger de Pavelic y sus fascistas a tanta gente como pudo: judíos, serbios ortodoxos y hasta comunistas.