Historia
La Campanario cree que no irá a la cárcel por Jesús Mariñas
La mujer de Jesulín sustituyó a Lolita como imagen circunstancial de una dieta de adelgazamiento. La firma está especializada en pillar lo más actual y no escatima medios.
Mientras, siguen preguntándose por qué la cantante los dejó plantados cuatro horas antes de la cita publicitaria, lo que les causó perjuicios en la campaña paralela en radio. Especulan con varias posibilidades y ninguna justifica semejante incomparecencia casi antiprofesional.
¿Pudo ser presión de la cadena donde empezó nueva serie o enfermedad auténtica, desde neumonía a bronquitis pasando por una simple y ligera indisposición increíble en una mujer de su edad? María José Campanario, por segunda vez, colaboró con «los de la alcachofa», que siempre exprimen dolientes circunstancias personales de sus anunciadoras: lo hicieron con Chayo Mohedano –ahora embarazada y en vísperas de casamiento según adelantó su madre–, y también con Carmen Janeiro y su madre, que abundan en los disparates de «Ambiciones».
Como Jesulín vive una encrucijada más allá de los toros, nadie mejor que su vapuleada María José para clarificar. Lo hizo tarde pero de manera contundente, los muros del céntrico José Luis del Bernabéu no recordaban mayor claridad. «Ocurre que, en ocasiones, Jesulín tiene sangre de horchata y evita complicaciones. Participé en esa dilatada inhibición o encogimiento de hombros.
Ante nuestro silencio han dicho de nosotros de todo», aseguró. Incluso que actuaba como una especie de madrastra de Blancanieves. «Pero no soy una bruja. Hace años que debí dar un golpe encima de la mesa y replicar a tanta barbaridad como esa de que "Jesulín y María José se separan el lunes". Y llevan años con la cantinela»
Pero no opacó el tema de mayor interés, el próximo juicio al que Campanario y su madre se someterán el 11 de abril por presunto fraude a la Seguridad Social. «Creo que no iré a la cárcel y anticipo que Jesulín estará a mi lado durante las 18 sesiones del juicio. Tampoco falló en mis primeras declaraciones. Aceptaré cualquier sentencia, pero soy consciente de nuestra inocencia». Cobró 30.000 euros por las entrevistas y la exprimieron, porque a lo largo de tres horas no esquivó respuestas. «Llevo cinco años agobiada porque mediáticamente ya estoy condenada. Es hora de demostrar nuestra inocencia. El juicio de abril supondrá una liberación», y respiró. No cabía más.
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