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Nápoles

Las cenizas de «El Padrino»

Capuccio recupera ecos de Mario Puzo en «Fuego sobre Nápoles» «Fuego sobre nápoles»Ruggiero CapuccioSiruela. 302 págs., 21,95 euros. (e-book, 9,99)

Cappuccio ha destacado tanto por su labor en la escena clásica como por su trabajo operístico
Cappuccio ha destacado tanto por su labor en la escena clásica como por su trabajo operísticolarazon

Imaginemos que una zona volcánica renace y gran parte de la ciudad de Nápoles desaparece bajo las cenizas y el agua de la bahía. Imaginemos que uno de los jefes de la mafia local (pero que en sí mismo es un personaje literario: abogado, culto, amante del Nápoles antiguo) se entera antes de que la noticia sea de conocimiento público y toma medidas para que se reconstruya un Nápoles único en el mundo, lo que podríamos denominar «síndrome de Nerón». E imaginemos que, en medio de esta compleja historia donde se entrecruza el mito de Osiris, homenajes a Lampedusa y a Micòl Finzi-Contini (el personaje de la novela de Bassani, que está citado en la última página de la novela de Cappuccio y que en buena parte da vida al personaje de Luce en esta novela), también veremos una reflexión sobre la corrupción y el clientelismo en la sociedad posmoderna, un tema tan actual. Así, como en el descubrimiento arqueológico de un mosaico resquebrajado por un terremoto, donde observamos fragmentos de caras y escenas que nos recuerdan mitos y leyendas, en esta novela del periodista, dramaturgo, director de cine y escritor Ruggero Cappuccio, obraganadora ya de varios premios, el lector verá amalgamada la novela romántica y amorosa, la novela de mafiosos al estilo de «El Padrino» de Puzo, donde un mafioso dirá que «a los tigres se les doma, a las hienas, no», quizá en homenaje a la famosa frase de Lampedusa en «El Gatopardo» sobre que viviremos en tiempos de hienas y chacales.

Materia oscura
En cierto modo, Cappuccio, no siempre verosímil en la trama y en los personajes, arrastra a los lectores de la misma manera que en una buena ópera italiana nos dejamos llevar por la imaginación de su autor, por su afán de mezclar en la historia (al estilo del gran Terenci Moix) magia, sueños y, en fin, toda esa materia oscura de lo humano, de lo demasiado humano que decía Nietzsche, que lo mismo fabrica un crimen terrible y sucio que el suelo marmóreo de Venecia reposando sobre el cieno y millones de árboles podridos.