Extrema derecha
Ségolène Royal queda fuera de la Asamblea
PARÍS- Es una combatiente que tiene la piel curtida. Pero la batalla de La Rochelle ha dejado el futuro político de Ségolène Royal malherido. Reconoce que es un golpe duro «pero no el final de mi carrera» clamaba ayer la malograda candidata socialista que denunció «una operación de traición» y a la que su rival, el disidente Oliver Falorni, más arraigado que ella en la circunscripción, batió holgadamente. Todos los intentos de los dirigentes del Partido Socialista, acusado de «caciquismo», por salvar al soldado Royal fueron vanos. Catapultada por el aparato del partido en terreno hostil, la controvertida candidatura de la ex pareja de François Hollande, presidenta a su vez de la región, no ha cuajado desde el principio. Y el apoyo de la primera dama, Valérie Trierweiler, al oponente de Royal ha terminado de ahondar la brecha, que este caso, abre en el PS. Con esta flagrante derrota se desvanecen también sus aspiraciones a nivel nacional. Ségolène Royal habría pactado con la dirección de Solferino, sede parisina del partido, la presidencia de la Asamblea Nacional. Pero sólo en caso de victoria. Un cargo, el cuarto por importancia en la República francesa, que habría supuesto una difícil cohabitación interna, no en lo político pero sí en lo personal, con François Hollande y su actual pareja cuya animadversión hacia Royal ha quedado patente durante la campaña.
Derrotado por una candidata socialista, el líder del MoDEM, François Bayrou paga caro su apoyo personal a Hollande en la segunda vuelta. «Hay que tomar la distancia necesaria cuando no se logra convencer a los suyos», aseguró el centrista.
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