San Diego
Barro vallas y socavones tras la «inauguración-trampa» de la glorieta de San Diego
El Ayuntamiento prometió culminar la obra en la primera semana de marzo, pero sólo ha acabado el «esqueleto»
No es ni mucho menos una obra de importancia capital o de una envergadura al nivel de los grandes «fiascos» municipales –Metropol, Fibes...–, pero la construcción de la glorieta de San Diego, que teóricamente no debería revestir grandes problemas logísticos, pone de manifiesto una vez más la falta de compromiso del Gobierno local con los plazos que se fija, el «estiramiento» de los tiempos de obra y las deficiencias en el acabado de los proyectos, incluso en los más ínfimos.
El pasado 25 de febrero, el delegado de Movilidad, Francisco Fernández, pronosticaba que la rotonda ubicada junto a El Cid, y que aspira a ordenar el cada vez más caótico tráfico de esta zona de la ciudad, estaría lista «la próxima semana, ya sea el lunes o el miércoles». Eso suponía una fecha tope del dos de marzo para contar con la glorieta, ya acabada tras tres meses de trabajos.
Sin embargo, a la luz del estado en que se encuentra la infraestructura viaria, la de San Diego ha sido una «inauguración-trampa» por la que el Ayuntamiento ha pasado por encima. A día de hoy, casi dos semanas después, la rotonda cuenta con el «esqueleto» y se puede circular a su alrededor, pero el centro de la misma acumula tierra –barro tras las lluvias–, alguna valla y diversa maquinaria, lo que da fe de que la urbanización y culminación de la glorieta está lejos de ser una realidad.
Comenzada en diciembre
Además, en el entorno de esta infraestructura los conductores pueden encontrarse con baches y socavones, pese a que el Ayuntamiento aseguró hace dos semanas que la renovación del aglomerado asfáltico era una cuestión «inminente». Las precipitaciones, al tiempo que retrasan aún más las obras pendientes, arrojan una imagen nada flamante de la zona.
Las obras para la construcción de la rotonda de San Diego arrancaron el 3 de diciembre de 2010, con el vallado y la ordenación provisional del tráfico. Previamente, el Ayuntamiento había anunciado el inicio de los trabajos para septiembre y posteriormente «para antes de Navidad». El proyecto se enmarca dentro de la habilitación urbanística del entorno de Viapol como intercambiador de transportes, con una asignación presupuestaria de 5,2 millones de euros. Los trabajos se cargan al Plan 5.000 y el umbral límite fijado por el Estado para el fin de obra se sitúa en junio de este año. Con todo, el Ayuntamiento ya ha «gastado» tres meses en una infraestructura que no reviste gran dificultad, afectando durante ese tiempo a la circulación en una forma muy negativa.
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