Actualidad
La incertidumbre se instala en Pakistán
Pakistán vive en la incertidumbre después de que la hospitalización en Dubái del presidente Asif Alí Zardari para tratarse de un supuesto infarto haya propagado la versión de que el Ejército planea descabalgarlo del poder.
Las especulaciones se han disparado en la prensa por las confusas informaciones oficiales acerca de la salud del ingresado y también por la fuerte tensión que le enfrenta al estamento militar a causa de su relación con una bestia negra local: Estados Unidos. El traslado de Zardari al emirato se produjo tras desatarse un escándalo de proporciones mayúsculas por una presunta petición que habría cursado a Washington para que le auxiliara a apagar el ruido de sables que provocó en mayo en Islamabad la muerte de Osama bin Laden.
La polémica concluyó con la dimisión de Hussain Haqqani, hasta entonces embajador en EEUU y supuesto transmisor de la petición de ayuda ante el descontento militar por la operación norteamericana que segó la vida de Bin Laden al norte de la capital paquistaní.
La inesperada hospitalización de Zardari en Dubái ha desencadenado de nuevo, no obstante, toda clase de hipótesis, algo a lo que han ayudado ciertas contradicciones en los comunicados oficiales sobre la dolencia que aqueja al jefe de Estado.
El portavoz presidencial, Farhatulá Babar, apuntó al principio que Zardari se había desplazado el miércoles a Dubái para someterse a "exámenes médicos"; un día después, ayer jueves, difundía un mensaje en el que aseguró que Zardari se está "recuperando".
Y admitía problemas cardíacos en el paciente, de 56 años.
En realidad, llovía sobre mojado ya que la revista estadounidense Foreign Policy había publicado esta misma semana que EEUU había sido informado de que Zardari había sufrido un "pequeño ataque de corazón", y que por esa razón podría verse obligado a dimitir.
De poco ha servido que a continuación tanto el entorno de Zardari como la propia secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, hayan garantizado que no hay motivo para especular con la salud del ingresado ni para dudar de su continuidad en la presidencia. "¿Ha lanzado el Ejército un golpe blando? ¿Quiénes podrían ser los miembros de un Gobierno interino?", se pregunta hoy en un editorial el diario Dawn, próximo a las instituciones del poder civil, que recelan históricamente del estamento militar.Aparte de que el asunto se inscribe en ese marco de desconfianza -y en la espiral de desencuentros que domina las relaciones entre Washington e Islamabad desde la muerte de Bin Laden-, lo seguro es que a Zardari no le faltaban últimamente motivos para la ansiedad. "El presidente ha estado sometido a mucho estrés", explicó a Efe el analista Asim Awan, conocedor de los entresijos de la formación de Zardari, el gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), que mantiene tradicionalmente una relación turbulenta con el Ejercito. "Incluso su círculo cercano dice que había empezado a fumar, algo que los doctores le tienen prohibido", dijo el analista, en alusión a que la salud del viudo de la asesinada primera ministra Benazir Bhutto se deterioró en los once años que pasó en la cárcel. Awan se refirió a "las especulaciones de que ha escapado"aunque convino con el entorno de Zardari en que "pronto volverá".
✕
Accede a tu cuenta para comentar