Estados Unidos
Un mandato
El presidente norteamericano, Barack Obama, está metido este verano en una desenfrenada campaña electoral cuya única justificación es que los sondeos externos e internos de los demócratas no auguran un buen resultado en las elecciones legislativas de noviembre próximo.
Obama no tiene en juego la Presidencia en esas elecciones pero como si lo tuviera. Dentro de aproximadamente ochenta días y por mandato constitucional, Estados Unidos celebra unas elecciones al Congreso en su totalidad, a un tercio del Senado y a un buen número de gobernadores. Lo normal es que la mayoría suficiente que tienen los demócratas en ambas Cámaras no varíe mucho en esta primera Legislatura. Pero Obama debe de creer lo contrario y temer que un fracaso en estas elecciones le impedirá renovar su Presidencia en 2012. Se convertiría como su antecesor demócrata Jinmy Carter en los setenta, en un presidente «de un sólo término».
Las promesas de un «cambio» en la política económica y financiera del país sólo ha generado más paro, la sanidad sigue siendo privada y la guerra en Afganistán no tiene visos de acabar. Tampoco ha acertado en el tema de Inmigración con los hispanos ni ha gestionado bien la mayor marea negra que ha azotado las costas del Golfo de México.
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