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Washington da a Mubarak una de cal y otra de arena

El presidente Barack Obama siempre pregunta por la tercera opción a su equipo de asuntos exteriores cuando le presentan las alternativas de EE UU ante una crisis internacional.

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En esta ocasión, Obama ha medido al milímetro su lenguaje y sus movimientos en el que se ha presentado como el más difícil todavía de los equilibrios diplomáticos. ¿Apoyar a los manifestantes egipcios o a Hosni Mubarak? ¿Respaldar al pueblo que se ha echado a la calle contra la tiranía y corrupción o a uno de los dos únicos líderes árabes –eso sí, autócrata– que reconoce el estado de Israel? ¿Estar con los que protestan por el desempleo o con un presidente que lleva en el poder 30 años?

Y, entonces, el viernes por la tarde Obama compareció desde la Casa Blanca después de que Mubarak se dirigiese a su nación y de haber hablado con el egipcio por teléfono durante media hora.

Obama utilizó la defensa de los derechos humanos para justificar su apoyo a los manifestantes sin especificar de forma clara a quién respalda Washington. En cambio, advirtió a Mubarak sobre emplear su fuerza militar y policial contra los egipcios. «El pueblo de Egipto tiene derechos que son universales. Incluye el derecho a la asamblea y asociación pacífica, el derecho a la libertad de discurso y la habilidad a determinar su propio destino. Son derechos humanos. Y Estados Unidos los defenderá en todas partes», indicó el presidente desde la Casa Blanca.

Durante estos días, Obama ha sopesado la postura de Washington ante la situación de Egipto, el segundo receptor de ayuda de Estados Unidos después de Israel en Oriente Medio. Incluso, el vicepresidente Joe Biden indicó el viernes que Mubarak «no es un dictador». Egipto recibe 1.550 millones de dólares de Washington, de los que 1.300 destina a las Fuerzas Armadas, las mismas que puso ayer en las calles para frenar a su pueblo que clama libertad. Incluso el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, reconoció que Estados Unidos «reexaminará estas ayudas» de Egipto.

Egipto tiene petróleo, el canal de Suez y es el gran interlocutor de Estados Unidos cuando tiene que hablar con Oriente Medio. Pero los egipcios, que están en las calles, no se manifiestan contra Israel por la situación de Gaza. Tampoco gritan encolerizados contra EE UU u Occidente. Simplemente, reclaman sus libertades. Algo que ni siquiera se defiende en tierras estadounidenses porque se dan por garantizadas.