Londres

Extremistas islámicos llaman a la destrucción de una secta en el Reino Unido

Extremistas islámicos están llamando a la destrucción de una secta que consideran apóstata en una clara escalada del conflicto interno del Islam en el Reino Unido.

Miembros de la comunidad Ahmedi se han visto amenazados e intimidados en los cuatro últimos meses a raíz de los ataques llevados a cabo contra dos de sus mayores mezquitas en Pakistán el pasado mes de mayo, según el diario británico The Independent.

Los extremistas han distribuido octavillas que incitan al asesinato de los integrantes de esa secta en la localidad de Kingston-upon-Thames, próxima a Londres, mientras que dos de sus mezquitas, en Newham y Crawley, han sufrido daños intencionados.Algunos predicadores islámicos del sur de Londres han llamado a un boicot de los negocios de miembros de Ahmedi y el regulador de las telecomunicaciones ha amonestado a una emisora por satélite después de que algunos de sus invitados a un programa afirmasen que quienes se apartan del Islam ortodoxo merecen morir.

Los dirigentes de esa comunidad afirman que la hostilidad hacia los miembros de esa secta está directamente vinculada a la violencia en Pakistán, donde los militantes talibanes han declarado la guerra a las sectas que consideran heréticas. Aunque los ahmedis habían sido ya antes blanco de los extremistas islámicos, los ataques contra sus mezquitas de Lahore, en mayo, fueron los más violentos hasta el momento contra la comunidad ya que en ellos murieron 92 fieles cuando acudían al rezo de los viernes.

Desde mediados de los años ochenta, la comunidad Ahmedi está centrada en Morden, barrio del sur de Londres, donde se refugiaron sus miembros después de que sus líderes se vieran obligados a abandonar Pakistán, único país donde tienen prohibido declararse musulmanes.

La comunidad afirma tener 70 millones de miembros en todo el mundo aunque sus detractores rebajan esa cifra a dos millones, de los que unos 15.000 residen en Inglaterra. Los canales islámicos vía satélite han contribuido poderosamente a atizar el odio contra esa comunidad, y así el regulador británico de las telecomunicaciones criticó a uno de ellos por tres programas emitidos tras la masacre de Lahore en la que clérigos y otros individuos calificaron a los ahmedis de "basura", que debía ser eliminada.