Andalucía

El «Preciados» de los regalos piratas

En Las Torres de Villaverde se puede encontrar cualquier artículo robado, por encargo o de «stock», a mitad de precio. Este centro comercial del mercado negro abre todo el año, pero en Navidad no descansa. «Mueve cientos de miles de euros», admite la Policía 

En estas fechas, Las Torres de Villaverde se llenan de actividad. Allí acuden cientos de personas a comprar regalos de Navidad robados a mitad de precio
En estas fechas, Las Torres de Villaverde se llenan de actividad. Allí acuden cientos de personas a comprar regalos de Navidad robados a mitad de preciolarazon

MADRID- «Elije primo, pero date prisa». Rubén –nombre ficticio– sostiene inquieto el último catálago de juguetes de la conocida tienda «Toys ‘R ‘Us». «Yo que sé, creo que es éste, pero el que tú puedas. Te doy la mitad, primo, no me times». Jaime –tampoco quiere revelar su nombre– está encargando los regalos de Reyes de su hija. Dice que está en paro desde hace dos años, que no tiene dinero y que hay cosas en las que no se puede escatimar. Rubén le conseguirá el juguete y se lo dejará a la mitad de lo que marca. Antes de marcharse, el «comercial» le recuerda que también puede pillar un «un lomo ibérico muy rico». «Te lo dejo a 40 por ser tú, primo, o si quieres te lo fío. Llévaselo a la parienta, no seas roñoso», trata de convencerle.

Se conocen del barrio, de toda la vida y esta conversación la tienen todas las navidades, como una tradición más. Estos tratos se dan a diario en diciembre en Las Torres. Y es que hay un barrio en Madrid donde hay más trasiego de regalos y comida de Navidad que en la calle Preciados. Las calles Potes y Puebla de Sanabria, en Villaverde, cercan unos edificios conocidos como Las Torres, una zona que no pisan desde hace años ni taxistas ni repartidores de comida y hasta los de Correos han tenido que hacer entregas escoltados. No es fácil aguantar más de cinco minutos en los soportales.

Policías sin orden judicial

Niños de mirada espabilada consiguen hacerte sentir como si hubieras entrado en su casa sin llamar a la puerta. Es su territorio y lo defienden como perros guardianes. Saben que si fallan puede haber problemas y, ante la duda, te invitan a marcharte sólo con la mirada. ¿El motivo? En tres portales que dan a Potes se venden productos robados y ya lo sabe demasiada gente, empezando por la Policía, a quien le cuesta demasiado conseguir una orden judicial para poder entrar en un piso y comprobar lo que ya saben.

Aquí se mueven cientos de miles de euros al año, según fuentes policiales, y en estas fechas es cuando más trabajo tienen. Eso sí, no puede acercarse cualquiera. Pero si conoces a alguien –o ese alguien conoce a otro «alguien» del barrio– puedes encargar lo que quieras o echar un vistazo al «stock» que almacenan en pisos de vecinos (el que vende nunca lo tiene en su casa y paga al vecino por guardarlo). Una colonia cara, una camisa de marca, la última consola que haya en el mercado, jamón ibérico… todo puede hacerse por encargo.

Incluso te lo llevan a casa. Para hacer estas entregas utilizan «burros», que suelen ser toxicómanos del barrio que se encargan de llevar el producto robado hasta el comprador y traer el dinero de vuelta al barrio. Viven de la propina que el receptador le quiera dar. Todo se vende a mitad de precio pero hay dos condiciones: ni se aceptan devoluciones ni quieras saber de dónde han salido los productos.

Desde cajeras de supermercado compinchadas para dar salida a comida «gourmet», hasta camioneros que simulan haber sido desvalijados «justo» después de cargar carcasas de móvil de Gucci, «trabajan» en este negocio. Y los receptadores son, desde desconocidos, a señoras del barrio que hacen la compra en Las Torres (se puede conseguir desde champú a botes de ventresca o latas de almejas) y también muchos propietarios de los bares de la zona. A éstos, sobre todo, les «colocan» tabaco robado.

De padres a hijos

La mercancía sale de muchos sitios. Saben en qué polígonos están las naves que almacenan los productos que van buscando. Así, los «palos» son mucho mejores. De una vez, se hacen, por ejemplo, con 300 paletillas. Pero en Las Torres también se venden muchos productos conseguidos por alunizajes. Y es que Villaverde es a los aluniceros lo que Cádiz al flamenco: los grandes han salido de aquí. En el barrio, ser «alunicero» es sinónimo de haber triunfado en la vida. No vale cualquiera y el que lo consigue es un héroe.

Mucha pasta, mujeres, ropa de marca, reservados en las zonas VIP de las discotecas, y sobre todo, estatus. Hacerse un nombre en este mundillo supone que todos quieran imitarte. Son chavales que no llegan a los 30 años pero que lo han «mamado». Muchos de ellos ya no viven en Las Torres porque están buscados por la Policía, pero se dejan caer por el barrio para ver a la familia y a los colegas.

 

CUNA DE ALUNICEROS
Míticos aluniceros como los Lázaro, los Sáez o los Arriero son vecinos de Las Torres.

- El «Niño Sáez». Tiene ya unos 30 años y es el único de los grandes que sigue en activo. A pesar de que ha sido detenido en multitud de ocasiones, sigue libre y, además, ha traspasado la frontera del barrio hace un tiempo ya que da «palos» por toda España.

- El «Goyito». Fue detenido hace muy poco. Tiene 19 años y ya era conocido por la Policía desde que era crío y «quemaba» rueda por la avenida de Andalucía, la vía que cruza el distrito.

- «El Pimiento». Fue uno de los más conocidos. Alfredo Díaz Moreno fue asesinado en diciembre de 2008 en Paracuellos, al parecer por un ajuste de cuentas entre bandas de aluniceros rivales. Según fuentes polciales, acababan de asaltar un camión de grandes dimensiones lleno de consolas XBOX. Este homicidio se produjo seis días después de que otro alunicero, Ismael Arriero Valcárcel, de 26 años, «El Isma», se fugara de la cárcel de Soto del Real tras asistir al entierro de su padre en La Almudena.

-Los Muñiz Alcalde. Ahora son la familia que «parte la pana». Viven fuera de Villaverde, en Ventorro del Cano, cerca de Perales del Río. En la zona, un descampado con algún asentamiento ilegal, aparecen día sí y día también vehículos calcinados. Los queman después de alunizar y revender por piezas, muchas veces, a concesionarios.