Caso Auditorio

Confrontar por Fernando Vilches

La Razón
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Seis acepciones presenta el DRAE de este verbo: 1. Carear una persona con otra. 2. Cotejar una cosa con otra, y especialmente escritos. 3. Dicho de una persona o de una cosa: estar o ponerse frente a otra. 4. Confinar (? lindar). 5. Dicho de una persona: congeniar con otra. 6. Dicho de una cosa: parecerse a otra, convenir con ella. Como verán los lectores, en ningún caso esta hermosa palabra nació con ánimo de enfrentamiento, ni político, ni ideológico ni sindical. Pues bien, nuestros dilectos políticos, esos que dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades (insisto, han sido ellos), se empecinan en mancillar este conciliador vocablo. Si a eso, le añadimos la ignorancia gramatical del régimen verbal, sale la siguiente frase: «Defendió que el PSOE debe hacer oposición clara, nítida y de confrontación al Partido Popular». El autor de tan venturosa afirmación no es otro que Invictus, un curioso personaje que, cuando habla, la prima de riesgo corre el ídem de convertirse en la suegra de la fatalidad. Porque el verbo, de genética latina, lleva en su raíz la preposición «cum», con lo que ha de construirse en español con dicho nexo. Y, ojalá, confrontaran los socialistas y los populares más a menudo, pero sin la impropiedad con la que utilizan este verbo. Este error es muy corriente (utilizar una palabra con un significado que no le corresponde) y la causa se debe a no utilizar el diccionario. Les regalo algunas: detentar (Mariano Rajoy detenta la presidencia del Gobierno); despegue (trata a sus padres con despegue); enervar (enfadarse con fuerza); meritar (la meritada ley). En fin, más diccionario y menos políticos: no sé si viviríamos mejor, pero habría menos enfrentamientos.