Francia
Crítica de cine / «El silencio de Lorna»: Europa a la deriva
Dirección y guión: Luc y Jean-Pierre Dardenne. Intérpretes: A. Dobroshi, J. Renier, F. Rongione, A. Ukaj, O. Gourmet. Bélgica, Francia, Italia y Alemania. 2010. Duración: 105 minutos. Drama.
Para que alguien vea su sueño convertido en realidad, otro debe sufrir lo indecible. En eso consiste la Europa de los Dardenne, tan alejada de los argumentos de venta del mercado único, la solidaridad comunitaria y el respeto por la diversidad cultural: unos se hunden para que los demás floten. En la Europa de «El silencio de Lorna», los yonquis se casan con las albanesas para que éstas obtengan los papeles, y las mafias kosovares trafican con ilusiones y pisotean vidas. Otra vez los Dardenne han hecho un «thriller» atravesado por la flecha del dilema moral, acercando los límites del cine de género, a los del cine social. Contagiada de la bonhomía de la relación amorosa más esperanzada del cine de los belgas, la película es, en la forma, más clásica, menos agitada que «Rosetta» y «El hijo», quizá porque los directores quieren dejar respirar a Lorna, porque están más interesados en permitirle disfrutar su locura que en abofetearla con la cámara. En su tercio final se vuelve acaso demasiado alegórica, apartándose del acostumbrado realismo sucio de los Dardenne, pero la gran interpretación de Arta Dobroshi, la dureza y la ternura de sus escenas con Jerémie Renier y la elipsis que los separa en la ficción, demuestran el talento de estos hermanos de sangre para el cine social alérgico a la obviedad.
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