Estreno
No es otro thriller a la escandinava
«La vidente», de Lars Kepler, huye de los tópicos del género «a la nórdica»«La vidente»Lars KeplerPlaneta 592 págs., 21,90 eur., (e-book, 15,99)
El policiaco nórdico comienza a padecer el síndrome de la fatiga de los materiales. Desde el primer Henning Mankell, «Asesinos sin rostro» (1991), a la eclosión de Stieg Larsson y la saga de «Millenium» (2005) han pasado catorce años, suficientes para que numerosos autores nórdicos surfearan la enorme ola levantada por la moda de la novela negra polar.
Llegada la resaca, queda la adrenalina del subidón y nuevos autores que tratan de alejarse de los estereotipos que hicieron reconocible la novela policIaca escandinava. Lars Kepler, pseudónimo de Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho, un matrimonio de escritores suecos, ha modelizado y estandarizado el género polar ártico.
Héroe ingenuo
Si ya no llama la atención la sordidez de la idílica Suecia ni conmueven los asesinos sin rostro, hay que volver sobre el relato clásico y cambiar la psicología del detective. Joona Linna ya no es un héroe problemático, con traumas existenciales, ni vive agobiado por una problemática social creada por la crisis del Estado del Bienestar y los recortes. Joona Linna es normal. Algo tozudo. Perseverante y cabezota. Mantiene un enfrentamiento con los elementos más conservadores del cuerpo policial debido a su obsesión por el trabajo bien hecho y su amor a la justicia. Vuelve a ser un héroe ingenuo protagonizando un thriller de misterio en el que cuentan el relato, la intriga y la acción, adornado con efectos gore. Elementos del género de asesinos en serie moderno. Lo más singular de «La vidente» es el análisis del asesinato como un ritual y la escena del crimen como una metáfora de la personalidad del asesino, siguiendo los estudios del psicólogo criminalista David Canter, especializado en analizar el drama interior del homicida y el papel que le otorga a la víctima en ese duelo.
La novela, modelo «falso culpable», juega con la búsqueda del asesino real y el desvelamiento del intrincado misterio que rodea el crimen. La intriga fluye sin prisas, con la cadencia de una narración que gusta recrearse sin desvelar del todo los acontecimientos, de forma pausada y precisa. Su mejor valor literario es la intranquilidad que transmite este desasosegante relato, perfectamente estructurado y magníficamente escrito.
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