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La burla del capitán

Schettino declara ante el juez que «salvó miles de vidas» pese a que se sabe que abandonó el barco 

La burla del capitán
La burla del capitánlarazon

ROMA- Francesco Schettino, el comandante del «Costa Concordia», va camino de convertirse en la vergüenza nacional de Italia. Considerado el único responsable de que el buque crucero encallara frente a la isla del Giglio por su irresponsabilidad, Schettino manchó ayer aún más su nombre al afirmar que ha salvado «a cientos, a miles de personas». Al declarar ante la jueza por la catástrofe ocurrida el pasado viernes, insistió en que no tenía culpa de nada. Se empeñó en defender su versión de los hechos, según la cual unos escollos no señalados en las cartas marinas habrían abierto una vía de agua en el barco, por lo que se acercó tanto a la isla para evitar el desastre aún mayor que hubiese supuesto un hundimiento en mar abierto. Schettino aseguró que estaba en el puesto de mando cuando se produjo el impacto con las rocas.

Al comandante le podrían caer hasta quince años de cárcel por homicidio múltiple, naufragio y abandono del barco. Tras escuchar su testimonio, la magistrada decidió que el capitán pasase a arresto domiciliario. Desde el fin de semana estaba en prisión, donde se temía que pudiese suicidarse por la gran presión que está sufriendo a lo largo de los últimos días.

Las autoridades han decidido, además, someterlo a un examen toxicológico para saber si tomó drogas el pasado viernes, cuando se produjo el terrible incidente. Algunos supervivientes españoles relataron a LA RAZÓN que aquella noche parecía que el capitán «iba contentillo» y que presentaba un aspecto algo desaseado.

La necedad infinita de Schettino durante los peores momentos del «Costa Concordia» queda al descubierto en la conversación que mantuvo con Gregorio De Falco, el oficial de la guardia costera que tomó el mando de la situación después de que el comandante diera la alarma y abandonase el buque. «¿Qué quiere hacer, irse a su casa? ¡Vuelva en seguida a la nave, es una orden!», le dice De Falco en tono perentorio. La conversación es dramática y pone de manifiesto la penosa e inadecuada actuación del capitán a lo largo de las agónicas horas en que su embarcación con los miles de pasajeros que viajaban en ella, se escoraba frente a la costa de la isla del Giglio. Schettino responde a las preguntas del oficial del puerto de forma dubitativa y con mentiras. Incluso ofrece una excusa peregrina para justificarse por haber sido de los primeros en abandonar la nave: «Yo no he abandonado ningún barco. Nos vimos catapultados al agua por el impacto». Luego afirma que no puede volver al «Costa Concordia» porque «está oscuro y resulta muy difícil».

Un motín para la evacuación
El abogado del capitán terminó ayer de enterrar a su defendido al responder a los periodistas que le preguntaban la razón por la que el comandante no volvió a la embarcación: «¡Intentad vosotros subir a una nave en esas condiciones. Hubiera hecho falta un helicóptero!». La incapacidad de Schettino para gestionar la situación hizo que parte de la tripulación se amotinase. Al parecer, las operaciones de evacuación del «Costa Concordia» comenzaron un cuarto de hora antes de que él diera la orden. Cuando el barco comenzó a inclinarse y se fue la luz, algunos de los miembros de la dotación empezaron a bajar al agua las chalupas para sacar a los pasajeros sin esperar a que el comandante se decidiese a reaccionar.

Pese a que el tiempo ha empeorado, las operaciones de búsqueda de supervivientes todavía continúan. Ayer fueron hallados los cuerpos sin vida de otras cinco personas, cuatro hombres y una mujer. Todos tenían entre 50 y 60 años y llevaban los chalecos salvavidas. Fueron hallados en la popa del barco, una zona completamente sumergida donde fueron hallados antes otros dos cuerpos. Con estos últimos fallecidos son ya once las personas que perdieron la vida en el «Costa Concordia» debido al incidente del pasado viernes. Quedan todavía 24 desaparecidos dentro del barco. Aunque resulta difícil que sigan con vida, los equipos de salvamento no se dan aún por vencidos. Para intentar llegar a algunas zonas del barco donde hasta ahora era imposible acceder, artificieros de la Marina militar realizaron ayer varias pequeñas explosiones en algunas zonas de la nave.

Por otra parte, el ministro de Medio Ambiente italiano, Corrado Clini, confirmó ayer que el Gobierno aprobará el próximo viernes en la reunión del Consejo de Ministros la declaración del estado de Emergencia en la isla del Giglio, ante la posibilidad de que se registre un vertido de las más de 2.400 toneladas de combustible que siguen en el interior del buque.

 

«¡Vuelva ahora mismo a la nave!»
A la una de la madrugada del sábado, el capitán del «Concordia» recibe la enésima llamada del oficial del puerto. Tras haber fingido que estaba a bordo del barco, finalmente reconoce que está en tierra.

Oficial: ¡Vuelva a bordo, es una orden! Allí están mis socorristas.
Capitán: ¿Dónde está?
Oficial: En proa. ¡Venga, vaya a bordo! Ya hay cadáveres.
Capitán: ¿Cuántos hay?
Oficial: No lo sé... Por Dios, debería decírmelo usted...
Capitán: Es que está oscuro y no vemos nada...
Oficial: Y qué quiere usted, ¿volver a casa, Schettino? ¿Está oscuro y quiere volver a casa? Vaya a la proa del barco y dígame cuántas personas hay, si hay niños, mujeres o personas discapacitadas y qué necesitan. ¡Ahora!