Caso Marta del Castillo
El taxista vio un coche en doble fila en León XIII
Sevilla- Su voz y su rostro –una verruga o grano– le confirmaron sus sensaciones. Cuando se enteró de la desaparición de una menor y de todo lo relacionado con la calle León XIII, recordó que a primera hora de la madrugada –sobre las 00:30– de ese sábado –25 de enero de 2009–, llevó a una persona desde la calle Luis Montoto, esquina con Juan Antonio Cavestany, al número 78 de la vía donde murió Marta del Castillo. Cuando detuvieron al hermano de Miguel, Francisco Javier Delgado, este taxista desistió de declarar, pensando que estaba todo atado y su testimonio no aportaría demasiado.
Dos años y diez meses después, el testigo sorpresa de la Fiscalía –que se presentó motu proprio ante la Policía Nacional la semana pasada–no es que haya recordado de súbito todo esto. De ser así, la Policía no abriría diligencias, como ha hecho, ni la Fiscalía trataría de que testifique en el caso la semana próxima, como solicitará hoy. Existen elementos objetivos que acreditan que, efectivamente, este taxista transportó al hermano del asesino confeso el día del crimen. Esta declaración, de confirmarse y tenerse en cuenta, situaría a Delgado en el lugar de los hechos y comprometería la coartada de su novia, María García, que asegura que estuvo en León XIII desde las 23:30. Si Delgado estaba allí ya, no podía estar sola y si, como cree el instructor y la Policía, el cuerpo fue sacado de madrugada y las huellas eliminadas, necesariamente tuvo que tener conocimiento del suceso.
El taxista subraya, en su declaración inicial, según indicaron a LA RAZÓN fuentes del caso, que Delgado vestía de oscuro y llevaba una mochila, que se fijó bien en sus rasgos porque a esa hora en el gremio acostumbran a ello por seguridad, que no recogió la vuelta de la carrera –al parecer, el taxímetro marcó ocho euros y le dijo que se quedara con la vuelta de diez–, que no conversó durante el trayecto y, lo más trascendente para la investigación, aparte de la localización del implicado en el lugar de los hechos, que se fijó que había un coche, cuyas características no recuerda, en doble fila esperando frente al portal al que trasladó al hermano de Carcaño. Podría tratarse del vehículo en el que se transportó a Marta.
Tras el servicio, el taxista llamó a su pareja para decirle que regresaba a casa y ésta le dijo que comprara unos kebacs, por lo que también recuerda la hora y el día del servicio.
Por otro lado, hoy declarará la madre de «El Cuco», Rosalía García Marín, tras dictaminar el forense que su esguince no le impide testificar. El magistrado-presidente de la Sección Séptima de la Audiencia indicó que en caso de no acudir se le imputará un delito contra la Administración de Justicia. Los padres de Marta señalaron que la madre del encubridor del crimen trató de comparecer después del padre de «El Cuco» «para enmendar los errores que pueda cometer».
De los testimonios de la decimotercera jornada, destaca la coartada –a todas luces mienten, según indicaron diversas fuentes del caso, con alguna contradicción evidente– que varios amigos ofrecen a Samuel hasta cerca de las 2:00, situándolo en Montequinto. Aparte, una vecina de Marta ratificó que, supuestamente, vio a la joven sobre las 21:30 del día del crimen, cuando, según la Policía, ya estaba muerta. Los padres creen que se confunde con otra persona. Otras dos vecinas, por su parte, rectificaron.
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