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Dublín

Obama y Cameron sentencian al régimen de Gadafi

No son Margaret Thatcher ni Ronald Reagan, pero a David Cameron y Barack Obama ayer sólo les faltó bailar un vals –como hicieron sus predecesores– para demostrar que el vínculo entre Reino Unido y Estados Unidos ha tomado una nueva dimensión.

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Los dos mandatarios aseguraron que la relación entre los dos países no sólo es «especial» sino que además es «esencial» para mantener un mundo más seguro. El matiz es importante, ya que refleja más una necesidad de compartir en lugar de obedecer y, por tanto, pasa página a los años de Tony Blair, al que muchos vieron como una marioneta en manos de George W. Bush. Tras la fugaz visita a Irlanda, a Obama le esperaba Reino Unido en su gira europea. La jornada de ayer estuvo marcada por las recepciones con la familia real, la visita a la Abadía de Westminster, las fotos de rigor en la puerta del número 10 de Downing Street, una improvisada partida de «ping-pong» y la cena de gala.

Pero ambos mandatarios no desaprovecharon la ocasión para manifestar sus intenciones en un artículo conjunto en el rotativo «The Times», donde dejaron muy claro que quieren impulsar la democracia en el mundo árabe y amenazaron incluso con acciones militares contra los regímenes que matan a sus pueblos, en una velada alusión a Siria. Aunque será hoy cuando los dos líderes se centren en la política y declaren de manera más explícita su apoyo a los manifestantes en todo Oriente Medio y el norte de África, en el artículo matizaron que estaban al lado de «aquellos que quieren llevar la luz en oscuridad, buscan la libertad en lugar de la represión y quieren construir un modelo democrático». Esto marca un cambio notable en el lenguaje de Obama, quien se había quedado en silencio durante los primeros días de la bautizada como «primavera árabe».

Sobre Libia, los líderes recalcaron los éxitos militares, pero subrayaron la necesidad de otros países de hacer más, una alusión a la irritación que siente Estados Unidos por la prolongación del conflicto. En este sentido, aunque parecía inminente el despliegue de helicópteros británicos en las operaciones que lleva a cabo la OTAN contra objetivos militares de Gadafi, el secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, Nick Harvey, declaró ayer que su Gobierno todavía no ha tomado una decisión sobre este asunto. Obama puede despejar hoy las dudas cuando se dirija al Parlamento, un honor reservado antaño sólo para los reyes. Ambos mandatarios tratarán además otros asuntos como Afganistán, durante su reunión en Downing Street.

Entretanto, Obama y su esposa, Michelle, regalaron ayer a la reina Isabel II un álbum de fotografías del viaje que los padres de la soberana, Jorge VI y la reina madre Isabel, efectuaron a EE UU en 1939. El obsequio tan sólo fue una de las anécdotas del día, ya que a los medios británicos también les llamó mucho la atención el hecho de que la pareja se alojara en la misma suite donde pasaron la noche de bodas Guillermo y Catalina. El joven matrimonio se reunió durante unos minutos con el mandatario y su esposa. El presidente estadounidense se encuentra en Londres dentro de una gira de seis días por Europa que le ha llevado ya a Dublín y donde también visitará Francia, para participar en la cumbre del G-8, y Polonia.

Intensos bombardeos
Al menos tres personas murieron y 150 resultaron heridas en varios ataques efectuados por aviones de la OTAN la pasada madrugada en Trípoli, según aseguró el portavoz del régimen libio, Musa Ibrahim. Algunos corresponsales de medios occidentales declararon que los ataques fueron los más intensos de la Alianza Atlántica desde el comienzo de las operaciones en marzo pasado. La OTAN declaró que los aliados atacaron con «armas de precisión guiadas» una base de almacenamiento de carros de combate del régimen que jugó un papel crucial en la represión de las primeras protestas en febrero de 2011 y que ha seguido suministrando armas a las fuerzas de Gadafi.