España

Encuentro de civilizaciones y libertad de expresión

La Razón
La RazónLa Razón

Las actuales revueltas prodemocráticas en el mundo árabe contrastan con las protestas musulmanas de hace pocos años con motivo de la publicación en el diario danés «Jyllands Posten» de las caricaturas de Mahoma. ¿Cubre la libertad de expresión el derecho de crítica de los valores de otras culturas? ¿Qué tipo de democracia están reclamando las masas árabes? ¿Existe una civilización islámica radicalmente incompatible con Occidente? Preguntas que se suscitaron por la presentación ayer jueves en la sede del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología del libro «Encuentro de Civilizaciones y Libertad de Expresión», editado por los profesores de la Universidad Rey Juan Carlos, Sonia Valle de Frutos y Juan Menor Sendra. Acudieron a la presentación D. Lars Thuesen, embajador de Dinamarca en España; D. Antonio Roche, director de Editorial Biblioteca Nueva y D. Rafael Calduch Cervera, catedrático de Relaciones Internacionales de la UCM.
Durante mucho tiempo ha predominado la imagen de un Islam atrasado e intolerante que se opone a la libertad de expresión. La explicación ilustrada clásica es la teoría del progreso. Las sociedades evolucionan naturalmente de atraso a la modernidad, de la barbarie a la civilización, de la intolerancia a la libertad de expresión, del despotismo a la democracia. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha abierto camino un punto de vista multicultural opuesto, según el cual el tríptico de mercados, democracia y derechos humanos no es el resultado de una lógica autosuficiente e independiente que opera ella misma plenamente dentro del tejido social, sino un producto cultural de Occidente y sólo para Occidente.
La obra más conocida en esta dirección es la de Samuel Huntington con sus trabajos tardíos sobre el «choque de civilizaciones». Huntington pretende preservar lo que entiende que son características únicas de la civilización occidental, presuponiendo que los valores liberales no pueden imponerse a otras civilizaciones. La razón, la democracia, los mercados, el secularimos y los derechos humanos son sólo occidentales.
Determinados valores hoy considerados occidentales (la democracia, la igualdad racial y sexual, los derechos humanos, etc.) son efectivamente tratados por muchos occidentales y no occidentales como sagrados y universales. Por ello, durante el acto, algunos intervinientes pusieron en tela de juicio la Alianza de Civilizaciones como un proyecto bienintencionado pero peligroso por no pronunciarse con nitidez sobre ese corpus sagrado.