Bildu
La misma cantinela
La puesta de largo de los nuevos estatutos que la izquierda abertzale pretende convertir en aval para concurrir a los comicios municipales, contienen frases que suenan bien, pero que no pueden desviar la atención de los demócratas tanto como para no ver que falta lo más elemental: la condena a ETA y la exigencia de su desaparición. Herri Batasuna, nombre del primer brazo político, apoya las acciones de la banda desde 1978. Desde entonces, con distintos subterfugios y nombres, ha tratado de camuflar su vinculación con la banda. Por suerte, hace una década, la Justicia sentenció que todo el entramado era el mismo perro (ETA) con distintos collares y Europa lo corroboró. Quienes llevamos años en esta profesión hemos escuchado la misma cantinela de ayer a Esnaola, Montero, Zabaleta e incluso Iruin, entre otros. También entonces hablaban del reconocimiento y reparación de «todas las víctimas de las múltiples violencias» habidas en Euskadi. Ahora proponen la expulsión de los militantes que justifiquen el terrorismo, porque podría acarrear la ilegalización; antes estaba prohibida la doble militancia. Como táctica para evitar detenciones entre los «políticos» quien «trabajaba» en ETA no podía hacerlo en HB y viceversa. Por eso, mientras exista ETA, Batasuna no puede ser legalizada. Si quiere ser creída que esté un tiempo a prueba; el suficiente para comprobar si se trata de una apuesta sincera por las vías exclusivamente políticas o es otra estratagema para poder concurrir a los comicios de mayo con todo lo que representa.
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