Castilla y León

Cajas cajeros y cajones por Pedro D DE DIEGO

La Razón
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Castilla y León no es Grecia, pero también tiene su tragicomedia, al igual que España: el paro. Los últimos datos son escalofriantes: 8.259 desempleados más que en septiembre, es decir un 4,31 de incremento y 1,14 puntos más que la media nacional. Sólo faltan 66 para alcanzar los 200.000 y puede que alguno de ellos no tenga ni prestación. Y en medio de este drama, y por si el escándalo de la chocante y jugosa prejubilación de un empleado de Caja España-Duero en excedencia política no bastase para ponernos la carne de gallina, aparece otro culebrón en Caja Segovia: una indemnización por prejubilación de seis millones de euros en diez años. A medida que van saliendo todos estos apaños en las cajas de ahorros, probablemente legales técnicamente hablando pero impresentables con la que está cayendo, uno se va dando cuenta por qué había tanta resistencia en estas entidades a fusionarse con otras y por qué al presidente de la Junta le salió rana esa buena idea de hacer una caja autonómica fuerte, en la que puso tanto empeño y derroche de energías para nada. El motivo no es otro que los intereses creados en forma de sueldazos, dietazas y jubilaciones diseñadas para que aquel que las pille obtenga su particular jubileo, entendido éste como la acepción tercera de la palabra que establece la RAE. En este momento tan delicado, en el que el Ministerio de Trabajo acaba de reconocer que no se ve salida a la crisis, estos jaleos, en los que los cajeros llenan a rebosar sus cajones particulares cuando dejan sus cajas, son la antítesis del decoro y la justicia social.