Serbia
Sirogojno la vida como hace 200 años
El Gobierno de Belgrado promueve el turismo en la aldea de Sirogojno, que ya fue una atracción turística en los tiempos de la antigua Yugoslavia, presentándola como una muestra de la vida rural serbia de hace 200 años, con su arquitectura y artesanía tradicionales.
Ubicada en un altiplano del monte Zlatibor, a 200 kilómetros de Belgrado, Sirogojno reúne una serie de antiguas cabañas de madera de las aldeas de los alrededores, ejemplos de la autodidacta arquitectura de la zona, adaptada a la dureza de la vida de la montaña.
"A la gente le gusta la antigüedad, les gusta conocer cómo se vivía antaño en los pueblos", declaró Jagoda Jovicevic, consejera para el turismo rural en la Organización nacional de turismo de Serbia.
Sirogojno es un baluarte de la vieja artesanía tradicional casi perdida en Serbia, y el único lugar en el que los turistas pueden tomar parte activa en la elaboración de esos productos.
Miles de personas llegan cada año para ver el arte de los herreros, de los productores de cestas de mimbre y de toneles y tinas en los que se guardan queso y otros alimentos.
Atraen especial interés las tejedoras y, sobre todo, las maestras de tricotar, que han colaborado en ocasiones con conocidos diseñadores de moda serbios, y cuyos jersey y abrigos son conocidos incluso fuera del país.
Sirogojno, además, recrea la vida y las costumbres en las que varias generaciones de familias numerosas que vivían juntas como en una comunidad, con unas estrictas normas de organización.
La casa central, con el suelo de tierra, era donde se preparaba y se servía la comida, donde se secaba y ahumaba la carne con el humo del hogar, en que el fuego nunca se apagaba, y donde se preservan hoy las ollas de arcilla y recipientes de madera típicos.
Otras casas del patio servían como dormitorios y sótanos, y había, también, almacenes para guardar trigo y maíz, leche y los productos lácteos, secaderos de frutos, establos y gallineros, y talleres para diferentes artesanías.
Sirogojno fue ideado como una atracción turística en 1980, en los tiempos de la antigua Yugoslavia, y convertido luego en un monumento cultural y un museo en que los objetos expuestos son también las casas y la naturaleza que las rodea.
Ya al nacer, Sirogojno cobró gran popularidad, y su prosperidad fue un incentivo para el desarrollo del turismo rural, primero en el oeste de Serbia, y luego también en otras zonas del país.
En el oeste brotaron numerosos pueblos étnicos, restauradas aldeas del siglo XIX, que ofrecen acomodo y ocio, como la pintoresca "Terzica Avlija"(El patio de los Terzic), en Zlakusa, a pie del monte Zlatibor.
"Terzica Avlija"ofrece los ricos platos típicos, como el guiso de col con carne, setas, fríjoles, hojaldre con queso y pan, y guiso de maíz, todo servido en recipientes de la famosa alfarería de Zlakusa, que emplea métodos de producción milenarios. Más de 60 kilómetros de senderos forestales rodean la aldea.
"En los últimos años crece el interés por las vacaciones en el ambiente rural", declaró Jovicevic.
Junto con los precios razonables, que van de 5 a 25 euros por noche, dependiendo de si la comida está incluida o no, la tranquilidad y el relax que ofrecen estos complejos, está atrayendo cada ves a más turistas.
Otro atractivo es que se puede participar en las labores de campo, como recolectar frambuesas y otras frutas, ir de pesca, producir aguardiente, o preparar la comida que se guarda para el invierno. "Hacer algo que nunca han tenido la oportunidad de hacer", según Jovicevic.
Según datos del Ministerio de Economía y Desarrollo Regional, el 70 por ciento de los turistas en el turismo rural son de Serbia y el resto de los vecinos de la antigua Yugoslavia y de otros países.
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