Fuerzas Armadas
Don Juan Carlos y el 23-F
El 23-F fracasó gracias al Rey. González recordaba que inclinó el fiel de la balanza. Los generales comprometidos no ordenaron que las tropas salieran en sus regiones porque acataron su voluntad. Honor y disciplina. Fue un golpe que fracasó por la improvisación y la ineficacia así como por las mentiras y engaños alrededor de la figura del soberano. En cualquier caso, el Rey no podía unir su imagen a la chapuza de un teniente coronel bigotudo acompañado de unos guardias civiles pegando tiros en el Congreso. Era más propio de una mala película. La solución militar, que afortunadamente fracasó, hubiera sido tan eficaz como contundente. Nada que ver con esa visión grotesca nos retrotraía a la España de la pandereta y la chirigota. Su abuelo, Alfonso XIII, aceptó el golpe del teniente general Primo de Rivera, marqués de Estella, que contaba con el apoyo de la mayoría de la sociedad. Lo mismo sucedió con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto. Nada que ver con Tejero.
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