El sistema estalla por Sergio ALONSO

Con su inoperancia, su ceguera voluntaria y su increíble pasotismo en medio de la tormenta, el Ministerio que hoy dirige Leire Pajín ha conducido a la Sanidad Pública a un callejón sin salida. Por primera vez en más de una década, farmacéuticos, laboratorios innovadores, fabricantes de medicamentos genéricos y distribuidores han unido su voz para decirle «basta»al Gobierno, y pedirle que ponga remedio al deterioro que está causando al sector. Deterioro que se traduce en dos decretos ley cuyo impacto asciende a 2.855 millones de euros anuales. Deterioro que implicará el despido de 25.000 personas en todas las empresas y boticas afectadas. Deterioro de la I+D en España, y deterioro en definitiva en la calidad del sistema, con unos perjudicados claros: los pacientes. Pero no sólo eso. Fedifar, Farmaindustria, Aeseg y el Consejo General de Farmacéuticos alertan de la peligrosa espiral en la que está entrando la Sanidad en medio de la crisis y de la parsimonia del Ministerio, con la multiplicación de iniciativas autonómicas que rompen la unidad del mercado y generan ciudadanos de primera y de segunda en el sector. Los casos más conocidos y, posiblemente, los más polémicos, son los de Andalucía, Galicia, País Vasco y Castilla-La Mancha, con sus severas restricciones a los fármacos de marca previamente autorizados por el Gobierno Central. Después de ellos, llegarán otros ante la agonía financiera de las autonomías, que agotarán antes del verano sus fondos para pagar la Sanidad. De todos los indicadores que miden la intensidad de la crisis, hay uno muy ilustrativo: el de la deuda de los hospitales públicos con los laboratorios. El 31 de diciembre, el monto total de la misma alcanzaba casi los 4.000 millones de euros, y las facturas se abonaban con una media de 381 días de retraso. En Cantabria ascendía a 742 días. O alguien mueve ficha ya o la Sanidad Pública estalla por los aires.