La «boludez» de Rosell

Durante 274 días de mandato, Sandro Rosell había logrado mantener la compostura y seguir la línea de prudencia que tan buenos resultados le dio en la campaña electoral y que tanto gusta a Pep Guardiola. Lo que pasó ayer no se sabe si será un punto y aparte, o un punto y seguido. Pero el presidente azulgrana sorprendió a todo el mundo con una bravuconada, la primera como máximo responsable del club, que recordó a otras figuras del mundo del fútbol.

Rosell acudió a la presentación de una campaña solidaria de recogida de alimentos en la que el Barcelona colaborará con el Banco de Alimentos bajo el lema «Enviemos el hambre a la porra». El nombre de la campaña empujó al presidente del Barça a ofrecer su porra particular para la final de la Copa del Rey del próximo 20 de abril en Mestalla, que enfrentará a los barcelonistas con el Real Madrid. «Apuesto por un 5-0, para no perder la costumbre», pronosticó con una sonrisa que buscaba la complicidad del auditorio, que le respondió con aplausos. Las palabras de Rosell no tardaron en ocupar las portadas de casi todas las ediciones electrónicas de los periódicos y en poblar las redes sociales. A pesar del carácter amable del acto y de que el ambiente era muy distendido, su pronóstico causó sorpresa en el barcelonismo por la osadía mostrada, tan poco característica de su figura desde que es presidente del Barcelona. Una manera de ser de la que ha intentado huir desde el primer día.

Artur Mas, presidente de la Generalitat, tampoco se cortó cuando se le pidió su porra para la final de Copa. El máximo mandatario catalán pronosticó un 4-0. «No puedo ser tan osado como el presidente del Barça, así que diré que apuesto por una diferencia de cuatro goles, que coincide con el número de nuestra bandera», señaló refiriéndose a las cuatro barras de la «senyera» catalana.

A todos los que colaboren en la campaña solidaria «Enviemos el hambre a la porra» también se les dará la opotunidad de participar en la porra de la final de la Copa del Rey, con premio incluido.

El atrevimiento de Rosell contrasta con todo lo que sale del vestuario azulgrana, que mantiene la línea habitual de prudencia. «Nosotros nos centramos en nuestro trabajo, pero respetando la opinión de todo el mundo», respondía Pinto sobre la porra de su presidente.