Arturo Valls
El enemigo duerme en casa
No es de extrañar que las cadenas de televisión busquen nuevas fórmulas para atraer al mayor número de espectadores posible, pero lo que hasta ahora no se había visto era el fenómeno de enemistarse entre diferentes programas de un mismo canal. Y por lo que apuntan los buenos datos de audiencia, no ha sido una idea desafortunada.
Diferentes especialistas en medios de comunicación analizan para LA RAZÓN las claves del éxito de programas como «Enemigos Íntimos» o «Sálvame» y sacan conclusiones de cómo el cruce de acusaciones y las luchas internas se ha convertido en una nueva manera de hacer televisión. «No cabe duda de que ha sido una manera inteligente de atraer y enganchar al espectador sin que éste sea consciente de ello, pues consiguen que quien está viendo los diferentes programas de un mismo canal se posicione de uno u otro lado de la polémica y así, se evite el zapping en busca de reacciones», explica Aitor Alonso Arruti, miembro de la Academia de Televisión.
Sin escrúpulos
Hasta ahora, cada cadena solía cerrar filas en torno a sus presentadores y colaboradores, pero este modus operandi ha cambiado de manera radical, al menos en Telecinco, donde los cara a cara entre miembros de la misma casa han ido en aumento. «Sin duda, esta política supone una falta de escrúpulos con tal de conseguir buenos resultados de audiencias», explica Mariano González, director de Comunicación de la Agrupación de Telespectadores y Radioyentes .
Ya sea de mayor o menor agrado, la cuestión es que el éxito de esta nueva filosofía audiovisual ha sido rotundo y la apuesta de la cadena de Mediaset, consciente de ello, ha trasladado varios de estos programas al «prime time» para rivalizar con concursos como «Ahora Caigo», aunque Arturo Valls no se lo está poniendo nada fácil. «Esta sinergia entre programas comenzó a raíz del éxito de ‘‘Gran Hermano'' y todo lo que ha derivado de él. A partir de ese momento fuimos conscientes de que nuestro propio contenido mantenía y aumentaba la fidelidad de los espectadores», explican desde Telecinco.
«En España, aún es posible atrapar la atención de los espectadores a base de contenidos agresivos, pero a la larga, esta práctica acabará estragando el paladar y cansará al consumidor, porque la sal gorda pronto se hace desagradable», matiza González, quien aprovecha la ocasión para asegurar que más del 95% de las quejas que llegan a ATR son sobre la televisión de Fuencarral.
Otro aspecto destacable de la apuesta de las televisiones por estos formatos es la rentabilidad económica que presentan: «Un concurso o una serie de ficción requieren una inversión mucho más importante que programas como ‘‘Sálvame''. Además, si los colaboradores se prestan a los enfrentamientos que proponen los programas, a la larga les sale más rentable que tener que pagar el caché de ciertos invitado. Ellos mismos se abastecen con sus propios contenidos y dan vida a sus ‘‘estrellas mediáticas'', que saltan de un programa a otro de la misma cadena», subraya Arruti.
Mala imagen
Los especialistas en televisión comentan que son cinco los criterios que han de seguirse para evaluar la calidad de un programa: el género, la realización audiovisual, los premios que obtenga, su audiencia y la reacción de la crítica especializada. Bajo estos parámetros, «la audiencia es el único valor medible en este tipo de programas», asegura el director de Comunicación de ATR.
Sin embargo, no hay que olvidar que estos formatos sí han recibido reconocimientos a su labor en ciertas ocasiones. «De ningún modo supone una mala imagen para la cadena la emisión de este ‘‘pressing catch televisivo'', y menos aún si se tiene en cuenta el amplio respaldo que obtienen por parte de los espectadores», detallan desde la Academia de Televisión.
La cuestión es que la pequeña pantalla está en continuo cambio y «nunca sabremos lo que vendrá en el futuro», dice Arruti. Por el momento, lo que parece evidente es que estas nuevas tendencias están dando mucho de qué hablar y aunque existan férreos detractores y fuertes defensores, al fin y al cabo, el espectador es el que tiene el control del mando, «ellos son los que eligen la oferta que más se acerca a sus gustos y preferencias», concluyen desde Telecinco.
«Antena 3 apuesta por la información respetuosa»
No cabe duda de que Telecinco ha creado escuela con muchos de sus formatos, pero los canales rivales han optado por distanciarse del fenómeno de elevar a estrella mediática a los colaboradores y periodistas de sus programas. «Antena 3 y TVE también emiten programas de corazón, pero la manera en la que conectan con el espectador es muy distinta a la que practican los canales de Mediaset», explica Aitor Alonso Arruti.
Las noticias «rosas» que aparecen en la televisión pública o en la cadena de San Sebastián de los Reyes forman parte de la «información social clásica, formal y respetuosa, en la que cada uno ocupa el lugar que le corresponde», añade el especialista en medios de comunicación. «Nos preocupa que empresas de éxito financien programas de dudosa calidad», añaden desde la Agrupación de Telespectadores.
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