Caracas
El portavoz que se transforma en galán por Jesús MARIÑAS
Es sorprendente que aupemos a la fama a un «parvenu» como el para algunos atractivo, César Cabo. Todo el verano nos mantuvo angustiados, cabreados y bastante indigandos por su arrogancia como portavoz de los controladores aéreos. En las distancias cortas pierde impacto y no es tan alto como parece en la televisión. Casi diría que resulta anodino, aunque no lo fuera su gesto mantenido de pararse en el «photocall» de la recién estrenada película sobre Lope de Vega, consciente de su popularidad mal ganada. Su historia daría para un enredo del genio de la poesía. Bien lo refleja la película émula, aunque guardando distancias con la que dirigió Pilar Miró.
Vestidos de punta en blanco sus protagonistas realzaron el evento, sobre todo Luis Tosar, que nada tiene que ver con los cómicos que aparecen en la televisión de su Galicia natal, cuyos programas causan sonrojo. La «premiére» fue un desfile de nombre habituales en las series, como Miguel Ángel Muñoz, que estaba cabreado por no ser la guinda de la fiesta de la que también disfrutó la ministra de Cultura. Acostumbrados a verla vestida por sus enemigos, el verano la ha cambiado y apareció con un traje de organza atado a la cintura, de Jesús del Pozo, y que combinó con unos zapatos de Cuplé.
Compitieron en belleza, Leonor Watling y la delgadísima Pilar López de Ayala, mientras Boris Izaguirre contaba horrores de su reciente viaje a Caracas y Elena Tablada madre estrenaba corte de pelo: «Elenita está en Miami porque tiene que vacunar a su pequeña, lo exige así la Sanidad estadounidense», me explica mientras me muestra varias fotos de su móvil. Se parece mucho a Bisbal. Entre otros asistentes, apareció María Seseña, que parecía salida de un harén, con sus pantalones negros de raso abombados, y Cristina Brondo deslumbraba con una camiseta estrellada, mientras que Susana Grisso relucía por su belleza. Transmite sin tener que hablar.
Noche de estreno que inaugura la nueva temporada de alfombras rojas. Aunque ninguna tan merecida como la extendida para la calidad interpretativa de Juan Diego. Es uno de nuestros grandes. Lope no se estrenó en su cine sino un poco más abajo, donde hasta hace poco estaba el ballet de Ángel Corella, que es el último romántico. Sin duda la sensación de esa noche fue César Cabo, que nos dejó pasmados, pasando y posando como si fuera una estrella. Por lo menos está en contacto con las alturas.
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