Consejo de Ministros
El último control al Gobierno dispara las apuestas sobre la fecha de las elecciones
El PP clama por el anticipo y el Ejecutivo le reprocha su prisa por llegar a Moncloa
Última sesión de control al Gobierno del actual periodo de sesiones, y quién sabe si de la Legislatura. Todo depende de la evolución de la economía, de la prima de riesgo, de Rubalcaba o de Zapatero. Las apuestas son muchas y variadas. No hay diputado que ayer no hiciera la suya. Y como el ejercicio era gratis, unos sostenían que el presidente disolverá en agosto para ir a elecciones en octubre; otros que a finales de septiembre para convocar en noviembre y… los más entusiastas, que eran muy pocos, sostenían que no se sacarán las urnas hasta marzo.
Lo cierto es que más allá de reformas pendientes, la situación económica es tan crítica que desde el Gobierno no descartan ninguno de los escenarios y apuntan que la decisión no está tomada. Sean cuando sean, la sensación de que el Gobierno está en tiempo de descuento y que el PP tiene ya un pie en La Moncloa está tan extendida que hace semanas que las sesiones de control son un puro trámite en el que se reiteran las mismas preguntas y se reproducen las mismas respuestas. El PP clama por el adelanto y el Gobierno le reprocha sus prisas. Rajoy interpela a Zapatero sobre la situación económica y éste le despliega una retahíla de cifras que maneja a su antojo.
Y así, entre cifras, apelaciones al adelanto electoral, primas de riesgo, eurobonos, «faisanes» y «bildus» transcurrió ayer la última sesión de control, que sólo se animó con el rifirrafe entre José Bono y el ministro Sebastián por el uso de la corbata en el hemiciclo. Porque, después de oír a Zapatero reconocer que la restricción crediticia en España aún duraría un tiempo y a Mariano Rajoy atribuir la falta de crédito al repunte de la morosidad y a la exigencia de la recapitalización de las entidades financieras, era previsible que el líder del PP acabara su interpelación con un «ustedes no resuelven los problemas, los perpetúan, y con su Gobierno no es posible generar confianza ni que vuelva el crédito».
Y qué decir del careo entre la vicepresidenta Salgado y la popular Soraya Sáenz de Santamaría. Si la una no salió de la «falta de responsabilidad y la demagogia del PP» en momentos tan delicados, la otra no cejó en su empeño de poner negro sobre blanco la aplicación de una «catarata de sacrificios económicos» que no han dado resultados y «sí unas consecuencias tan nefastas». La portavoz del PP es implacable cuando se trata de evidenciar la situación del Gobierno: «Con este balance no deberían permanecer en su puesto ni un minuto más». Fue entonces cuando pidió el adelanto electoral, «la única decisión con la que no se equivocarán».
¿Adivinan qué replicó Salgado? Aciertan si creen que acusó al PP de tener prisa por llegar al Gobierno. Al menos esta vez lo dijo con otras palabras: «Algunos de ustedes preferirían vivir como hasta ahora, flotando estilo muertito, a ver si la marea les lleva a la Moncloa». Pues eso: que el Gobierno está en tiempo de descuento, y no sólo por la situación económica.
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