Campaña electoral

Jornada de reflexión

La Razón
La RazónLa Razón

Los españoles parecemos condenados a ir a votar con algún acontecimiento que nos disturbe. Si en 2004 fue el atentado de los trenes en Atocha, en 2008 el asesinato de Carrasco por ETA, mañana domingo será el movimiento15M, surgido para denunciar al poder político y económico que, según dicen, son los responsables de los cinco millones de parados. «Democracia Real», el nombre que se ha autoimpuesto el movimiento, exige más democracia y que ésta sea más participativa. Pero quizás olvidan que para exigir hay que dar ejemplo, así que lo primero que deberían haber hecho los participantes de la protesta de Sol es respetar la jornada de reflexión; un principio que rige en todas las democracias. Y no sólo porque lo haya dictado la Junta Electoral Central sino porque al participar hay que aceptar las reglas de juego. Y sus integrantes no pueden decir que los comicios les son ajenos, pues la iniciativa ha empezado a actuar formalmente en plena campaña electoral, su manifiesto está plagado de propuestas políticas y emiten la suya propia para la jornada electoral. Y no se trata de oponerse a que gentes de lo más variopinta, de diferentes edades y extracciones socioculturales quieran mostrar su malestar con quienes consideran responsables de sus males, siempre que lo hagan civilizadamente. Tampoco se trata de descalificarlos porque se les haya colado en la «fiesta» algún antisistema, porque eso le pasa a cualquiera (léase CFB). Simplemente se trata de que en alguna oportunidad nos podamos depositar la papeleta con tranquilidad.