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Scorsese y Clooney castigados por Sergi Sánchez
La implacable maquinaria del marketing ha vuelto a funcionar a pleno pulmón. Hollywood necesita reivindicarse a sí misma: ahora más que nunca, cuando la tecnología digital está mutando la forma y el fondo de la industria, Harvey Weinstein ha encontrado en la película «The Artist» un vehículo ideal para que los académicos celebren los orígenes del cine como un valor de futuro. Era un Oscar previsible, porque la película de Michel Hazanavicius ha ganado todos los premios de la temporada, pero con su decisión, algo exagerada, la Academia otra vez salta en el vacío: como el año de «En tierra hostil», ha vuelto a galardonar a un filme que lleva «solamente» 28 millones de dólares recaudados en los Estados Unidos. El fracaso es relativo: teniendo en cuenta que es muda y en blanco y negro, los de Miramax ya pueden dar saltos de alegría. Eso sí, hay algo que los académicos, tan chauvinistas, no han tenido en cuenta: «The Artist» es más francesa que Sarkozy. ¿Será que los Oscar empiezan a admitir que las nuevas ideas provienen de Europa?
En cuanto al capítulo de soberanas injusticias, destaca el castigo a «La invención de Hugo», relegada al éxito en las categorías técnicas, así como el fracaso de la espléndida «Los descendientes», particularmente indignante en la categoría del mejor actor. ¿De verdad Jean Dujardin se lo merecía más que George Clooney? Habríamos aceptado de buen grado que lo ganara Gary Oldman, que está magnífico en «El topo», pero, ¿Jean Dujardin? Menos mal que Christopher Plummer no competía contra Bérenice Béjo, porque si no, a estas alturas ya tendríamos algo más de lo que quejarnos...
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