Derecho laboral
Consejos para no accidentarse por Lucas Haurie
Una multinacional con miles de empleados dedicados básicamente a las ventas está inmersa en un duro ajuste de personal. Los comerciales, temerosos de Dios y del paro, intentan cumplir los objetivos impuestos con la empresa en una lógica de feroz competencia interna. Los accidentes laborales, así, se han multiplicado. Tanto los de tráfico como las caídas. Tal como lo leen: los vendedores van literalmente a la carrera y no dejan de utilizar sus «esmarfones» en los desplazamientos, de modo que son frecuentes los tropezones, los chocazos y los resbalones. ¿Qué ha hecho la empresa para evitar que sus trabajadores se descalabren? Lejos de humanizar el trato dispensado o de relativizar la necesidad de facturar un euro más que el compañero, ha repartido una guía con directrices sobre el vestuario y el calzado idóneos para no perder el equilibrio. De suerte que los comerciales que se caen, están obligados a remitir una foto de los zapatos que llevaban puestos en el momento del accidente. Si tiene el tacón más alto de la cuenta, por ejemplo, no será sencillo que le respeten las condiciones de la baja. Es necesario flexibilizar las relaciones laborales, demasiado proteccionistas, pero no es menos cierto que menudean quienes aprovechan la crisis para apretar las tuercas hasta niveles de la época de la Revolución Industrial. Estamos a cinco minutos de que otro Zola tenga material para reescribir «Germinal». Quien tiene un trabajo tiene un tesoro, vale, pero no perdamos la perspectiva.
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