Primeras damas (o segundas)

Una, de siempre, le tiene manía al papel de las primeras damas, en el caso de Estados Unidos, o el de las segundas, en el caso de las mujeres de los presidentes españoles… Es cierto que, hagan lo que hagan es muy posible que siempre haya alguien que repruebe sus actos, pero también es verdad que hasta la que menos lo pretende acaba por aprovecharse, aunque sea un poquito, del puesto de su marido. Como sucede en todas las parejas, pensarán algunos. Y sí, tienen razón, pero resulta que en otras parejas no hay cargos oficiales pagados directamente por el pueblo.
A mí que Michelle Obama se venga a nuestra tierra de vacaciones, no es que me disguste, teniendo en cuenta el beneficio mediático que le supone a España… Pero estoy muy de acuerdo con el pueblo americano en que no son tiempos estos para dispendios de tal magnitud y en que no hay derecho a que una primera dama, que no tiene ni obligaciones, ni deberes tenga la posibilidad de pegarse un viajazo de aquellos, repleto de privilegios que no paga.
Para evitar estos «detalles» que se repiten en primeras/segundas damas del mundo entero, nada como que acabe legislándose su papel: que se les atribuyan unas obligaciones por consorte o que se les nieguen prebendas si no les corresponden… Cualquier cosa, pero que determinen lo que pueden hacer y lo que no.
Entretanto y mientras se dirime el asunto, esperemos que a los Obama les guste tanto España como para repetir vacaciones mientras les dure el cargo.