Nueva York
En busca de los indecisos
Los dos candidatos tratan de seducir en el debate a los independientes que todavía no han decidido su voto. La primera batalla dialéctica se centró en la situación de la economía estadounidense
NUEVA YORK- El presidente Barack Obama se quejó el lunes en una teleconferencia con un votante. «Me tienen recluido haciendo los deberes», dijo sobre sus tres días de encierro en un complejo hotelero de Las Vegas para prepararse el debate televisivio con el candidato republicano Mitt Romney. El hecho de que se hubiera cubierto con una carpa una de las pistas de baloncesto hizo pensar que el presidente tuvo esos días algunos momentos de descanso. Para el debate de ayer en la Universidad de Colorado en Denver, se preparó con el senador de Massachusetts John Kerry, que ha interpretado a Mitt Romney. Mientras, el candidato republicano se puso a las órdenes del senador de Ohio, Rob Portman, utilizado por el presidente George W. Bush y por el contrincante de Obama de 2008, el republicano John McCain, para sus debates. Portman es tan incisivo que hizo llorar a la esposa de McCain, Cindy, cuando le ayudó para el combate con Obama hace cuatro años. Mientras, Bush le debe todavía una de sus victorias de estas batallas dialécticas contra el candidato demócrata en 2000, Al Gore.
Portman avisó a Bush de que había muchas posibilidades de que el demócrata se levantase y se aproximase a él durante sus enfrentamientos. El texano no le creyó. Pero cuando Al Gore hizo lo anticipado por Portman, Bush miró sorprendido al demócrata y sonrió mientras se ganaba al público. Fue uno de los peores momentos de Al Gore en 2000, que finalmente perdió.
Desde el Instituto de Encuestas de la Universidad Quinnipiac, Peter Brown, asegura que nueve de cada diez votantes ven los debates. «Importan. Hay un acuerdo general sobre su importancia. Por ejemplo, si el gobernador de Texas, Rick Perry, no consiguió el «trabajo» (en referencia a ser el candidato del Partido Republicano) es por su actuación en los debates (en los que se le vio bostezar)». Romney no podía fallar. El debate de ayer era la mayor oportunidad de toda la campaña para dar la vuelta a las encuestas, que, aunque muy ajustadas, arrojan una ligera ventaja para Obama en la mayoría de los estados indecisos.
Uno de los objetivos del equipo del demócrata era dejar claro que si Romney gana las elecciones, la marcha de la recuperación económica empeorará. Mientras, el republicano se centró en convencer a los votantes de que es «competente» y quiso ofrecerles algo que no habían escuchado antes. «Cincuenta millones de personas (por las estimaciones de la audiencia del debate) son muchos ojos. Si las elecciones fuesen hoy, Romney perdería.
Pero, no son hoy. Todavía tiene cinco semanas por delante», aseguró ayer Brown sobre el debate. Romney, que siempre busca a sus esposa Ann entre la audiencia, intentó ayer convencer a los votantes de que Obama es el responsable directo de que el camino de la recuperación sea tan lento. Ha funcionado la estrategia de la Convención Republicana de Tampa de hacer ver a los estadounidenses que no se encuentran en condiciones mucho mejores que en 2008. Pero, si el líder republicano quiere ganar, debe conseguir que los votantes crean que él es el único que puede hacer que sus vidas sean mejores. La intención de ambos candidatos durante el debate era la de llamar la atención de los votantes de los estados indecisos, que son los que tienen la llave para llevar a Obama o Romney a la Casa Blanca, y atraer a los denominados «up for grabs», es decir, los electores que todavía no han decidido su voto. El gran desafío de los candidatos durante el debate era lanzar guiños a este segmento de votantes que no pertenecen a ningún partido sin dejar de afianzar el voto de los suyos. Para el analista Peter Brown la presión está sobre Romney. «Tiene que ganar los debates. Si hay un empate, será como si hubiese ganado Obama que va por delante en las encuestas», añadió en una conversación con este periódcio. Por su parte, el mensaje de los votantes de Colorado, el estado donde se celebró ayer el debate, fueron más sencillos que toda la retórica política que habían preparado ambos candidatos.
«Ayudadnos a conseguir trabajo, y dejadnos tranquilos», indicó Bryce Murphy, de 32 años, en declaraciones al periódico «Denver Post». La de ayer no era la última oportunidad. El candidato republicano todavía tiene otras dos oportunidades más. El próximo martes 16 de octubre en Hempstead (Nueva York) y el 22 de octubre en Boca Ratón (Florida). Mientras, la batalla entre los candidatos vipresidenciales, Joe Biden y Paul Ryan, tendrá lugar en Daville (Kentucky) el 11 de octubre. La partida aún no ha terminado.
Solo el 13 %, la cifra más baja desde que Obama asumió el cargo, cree que la economía va a empeorar en los próximos cuatro años. Los votantes también colocaron a Obama por encima de Romney al ser preguntados por su mensaje político y consideraron que el presidente tiene más claro su plan de gobierno (65 %) que Romney (52 %). La encuesta se realizó entre mil votantes registrados entre el 26 y el 30 de septiembre y tiene un margen de error de más o menos 3,4 puntos porcentuales.
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