Medidas económicas

Las verdades de Rajoy

Mariano Rajoy ha aprendido de algunos de los errores que cometió el Gobierno socialista en la pasada legislatura. Él está convencido de que el más grave, el más costoso en credibilidad, fue el empecinamiento del PSOE en negar la crisis y en hacer previsiones optimistas que el tiempo fue consumiendo una tras otra

Las verdades de Rajoy
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MADRID- Y quizás por ello ayer utilizó su primera comparecencia parlamentaria tras la sesión de investidura para describir un durísimo panorama económico en el que no hay anticipo de «brotes verdes» ni esperanzas fiadas a promesas de crecimiento. Lo que hay por delante –según detalló– es un año de recesión, en el que, «por desgracia», las cifras de paro «empeorarán». Recién aterrizados en el Gobierno, cuando estaban aún tomando el poder en los ministerios, el equipo económico preveía un primer semestre duro, y un segundo semestre de inicio de la recuperación en el que ya empezaría a crearse empleo con el sector servicios como uno de los motores del cambio de ciclo.

Los «no» brotes
Aquel cálculo se lo ha llevado el viento de la cruda realidad. Rajoy anticipó ayer más paro; confirmó que las fusiones bancarias aprobadas hasta ahora son en su mayoría poco viables, y sentenció que el déficit estará incluso por encima del 8 por ciento, lo que supone una reducción en 2011 inferior a la alcanzada el año anterior. El Ejecutivo de Zapatero y las comunidades (incluidas las del PP) se habían comprometido a recortarlo en tres puntos, que se han quedado en uno, siendo las autonomías las grandes responsables de la desviación. «La difícil situación que está atravesando la economía española es, en gran medida, consecuencia de los excesos y desequilibrios acumulados durante los últimos años», sentenció Rajoy mirando por el espejo retrovisor.

En el cuadro que pintó no hay demanda interna; los emprendedores siguen sin claras oportunidades de inversión; se espera que el gasto de las familias retroceda por el descenso del empleo y por el impacto fiscal en sus rentas; la morosidad está en una situación crítica; y la mejora del sector exterior es en parte por la debilidad de la demanda interna, «que hace que nuestras importaciones aumenten menos que nuestras exportaciones». «No nos engañemos», puntualizó Rajoy, antes de sentenciar que en materia de empleo «la situación no puede ser más grave». «Es difícil imaginar un punto de partida peor para esta legislatura: economía en recesión, récord de desempleo, incumplimiento de los objetivos de déficit público, caída del crédito, altos niveles de endeudamiento y deterioro del entorno internacional», añadió. Por cierto, como en su investidura había prometido que no se resguardaría en la herencia económica para justificarse, ayer recordó preventivamente ese compromiso porque sabía, como así ocurrió, que el PSOE se lo echaría en cara en respuesta a su demoledora radiografía del estado de las cuentas.

La relación con el PSOE
Rajoy no anticipó nuevas propuestas ni concretó el alcance de la reforma laboral que aprobará el viernes el Consejo de Ministros. Tocaba balance de la cumbre del Consejo Europeo de la anterior semana y de añadido lo aprovechó para hacer también balance del poco más de un mes de gobierno y de las reformas en marcha: la de la estabilidad presupuestaria, la laboral y la financiera.

Del primer «tanteo» con el nuevo PSOE, que ayer se concretó en el Congreso, el Gobierno dice que recibe con «gran preocupación» la decisión de Alfredo Pérez Rubalcaba de abrir la puerta a no apoyar la Ley de Estabilidad Presupuestaria. La reforma constitucional que desarrolla esta norma la aprobó el Gobierno de Zapatero in extremis en septiembre, con el apoyo del PP, para ratificar ante Bruselas el mensaje de que España iba en serio en su compromiso con el déficit cero y con la regla fiscal.
A falta de que se concrete la primera reunión entre Rajoy y Rubalcaba, en Moncloa son poco optimistas sobre el alcance de los acuerdos que pueden llegar a firmar con el PSOE en materia económica. Ayer Rajoy pidió «tiempo» para que sus reformas y ajustes empiecen a dar resultado. «Mi convicción es que los frutos llegarán si desterramos las improvisaciones, evitamos los bandazos y somos tenaces en la aplicación de las medidas, sin desmayar, hasta lograr lo que deseamos», señaló, antes de hacer un llamamiento a la unidad por la recuperación y el empleo.

 

«España volverá a ser un modelo a imitar»
El ex presidente del Gobierno José María Aznar mostró ayer su confianza en que, pese a las actuales dificultades, dentro de unos años el caso de España volverá a ser relatado como «una de las historias de éxito en la búsqueda de ser los mejores» y el país será «un modelo a imitar». Durante la clausura del IV Congreso Internacional de Excelencia, Aznar afirmó que «afortunadamente» España vuelve a tener hoy la «aspiración» de «estar entre los mejores» y quiere «ser de las mejores democracias del mundo». «Yo tengo la confianza en que, pese a las dificultades, podemos lograrlo», aseguró el presidente de honor del PP.