«Que te doy»

Ese fue el grito de guerra del inefable Ruiz-Mateos contra Miguel Boyer, y en este momento lo ha reeditado y a tantos que han invertido en sus negocios les ha dicho «que te doy... un susto». Otra vez la familia Ruiz-Mateos está en las portadas y no precisamente en buena hora. Esta nueva debacle financiera me demuestra el estado total de politización que vivimos en la sociedad. Una amiga buena, inteligente, incluso muy conocida, me comentó hace un año más o menos que iba a invertir una importante cantidad en los bonos de Nueva Rumasa. Me dijo que le ofrecía la mayor garantía, ya que los bancos se lo quedan todo y apenas dan beneficio y don José María era un hombre a carta cabal y que siempre cumplía su palabra. Yo le aconsejé que no se metiera en aventuras raras y mucho menos por motivos ideológicos, que no son buenos consejeros a la hora de jugarte tus «jayeres», como dirían los gitanos. Le quise hacer comprender que con la que estaba cayendo en el mundo financiero y cuando los bancos no te pueden ofrecer unos intereses de más de un tres por ciento, no hay nadie que pueda pagar a medio plazo un ocho por ciento. Que conocía que algunas campañas publicitarias de muchos millones de euros que afectaban a las televisiones de este país estaban impagadas y que posiblemente 700 millones de euros pendientes de ejecutar no es una deuda importante para una petrolera, pero sí para los activos que había detrás de Nueva Rumasa, que un poco en broma se podía decir que no son más que leche, huevos y alcohol. Ayer me llamó desolada la referida amiga, que quería recuperar a toda costa lo invertido. Le aconsejé que pusiera el asunto en manos de su abogado y sobre todo que rezara muchísimo a ver si se producía un milagro y recuperaba su dinero.