Barcelona
«Ayer llevé en hombros a El Juli por las calles de Barcelona»
Barcelona- Me gusta ver cómo sacan en hombros a los toreros. Miro, grito «torero, torero» y ya está. Ayer era un día especial. Morante, El Juli y Manzanares cruzaban la puerta grande de Barcelona puede que por última vez. Una tarde preciosa pero muy triste. Salí a la calle y esta vez no metieron a los toreros en las furgonetas. Se los llevaron en volandas al hotel, en medio del tráfico, entre gritos de libertad. Los aficionados relevaban al grito de «¡cambio!». En una de esas, metí la cabeza y de repente tuve a El Juli sobre los hombros. Calculo que fueron unos ciento y pico metros por la calle de las cortes catalanas. El Juli llevaba en la mano una senyera y sólo decía gracias a la gente. Unos pasos por delante llevaban a Manzanares. Más atrás, Morante. Cada pocos pasos un par de chavales me pedían que les dejara a ellos. Todo el mundo sudaba.
De repente, un aficionado de unos 20 años se quitó la camisa y le dijo a El Juli, a gritos, que se secara el sudor con ella. Y lo hizo.
Al rato, pasé al torero a alguien. Llegué hasta el hotel Diplomatic. Los tres toreros entraron a la vez en el hall, y en hombros. Sólo les bajaron a la puerta misma del ascensor, en medio de un clamor apasionado. La gente les pedía el corbatín, el capote de paseo. Entonces Manzanares, se quitó la chaquetilla tabaco y oro y desde dentro del ascensor se la lanzó a un hombre a mi lado. Un guardia civil de Málaga destinado en Barcelona.
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