España
Así son las brigadas Al Andalus por Alfonso Merlos
«Al Qaeda no es una organización, ni quiere serlo. Es un llamamiento, un referente, una ideología. Todo musulmán que se implica en un plan contra los ateos y los cruzados ya puede considerarse miembro de las Brigadas Islámicas de Resistencia Internacional. Cualquiera puede ser de Al Qaeda: sólo tiene que desearlo». El aserto es de Mustafá Setmarian Nasar, el español que más alto ha llegado en la pirámide del yihadismo y ayuda a entender a la perfección la morfología del grupo islamista desarticulado gracias a un brillante trabajo policial de información y puesto ahora a disposición de los tribunales.
Quienes hoy están en condiciones de planificar atrocidades de destrucción masiva en o desde España no tienen ligazón con los jefes árabes-afganos de la generación 11-S. Se trata de salafistas vertebrados en estructuras reticulares o de racimo, en dibujos en los que no aparece una cadena de mando rígida y vertical de índole militar o paramilitar al estilo de ETA o el IRA. Son fanáticos que conforman células autoconstituidas, autogestionadas y autosuficientes que se mueven por fenómenos de emulación, fascinación y contagio respecto de la vieja Al Qaeda Central. Cómo ya está probando la instrucción del juez Ruz, no es sencillo proceder con contundencia y pruebas indubitadas contra individuos preparados para explotar a su favor las garantías judiciales que ofrecen los estados en los que se asientan o infiltran. Y no lo es porque se trata de entramados numéricamente débiles, replegados sobre sí mismos y con una autonomía logística (explosivos, dinero, pisos) que hace cuasi-imposible la misión de encuadrarlos en una organización terrorista superior para su eventual condena. Simplemente porque en la mayoría de las ocasiones ese enlace no existe.
CNI, Policía Nacional y Guardia Civil conocen a la perfección que para el combate de esta violencia ha dejado de ser eficaz personalizar la amenaza en plataformas como el Grupo Islámico Combatiente Marroquí o el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, arraigados tradicionalmente en España. Hoy los focos de riesgo se han deslocalizado, el número de actores potencialmente peligrosos se ha multiplicado, sus patrones de conexión y hasta las nacionalidades se han diversificado; y el resultado es que la infiltración preventiva se ha hecho más y más complicada. Se mantiene en quienes se presentan como los verdaderos guerreros del Islam la ceguera totalitaria y la ausencia del miedo prescrita por precursores de la yihad como Ibn Taimiyya: «¿Qué podrán hacer conmigo mis enemigos? Si me destierran será para mi un viaje; si me encarcelan será un retiro; si me matan me harán un mártir».
Alfonso Merlos
Autor de «Terror.com: los nuevos frentes de la yihad»; «Al Qaeda: raíces y metas del terror global»
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