Cataluña
Sistach insta a mostrar al Papa la «capacidad acogedora» de Barcelona
Los versos de Jacint Verdaguer dedicados a la Mare de Déu de la Mercè «Princesa de Barcelona, protegiu vostra ciutat» adquirieron ayer, durante la misa de la patrona de la Ciudad Condal, más significado si cabe, ante los dos grandes desafíos a los que se enfrenta la ciudad. A principios de octubre, los días 3,4 y 5, Barcelona acogerá el XXV Encuentro Internacional de Plegaria por la Paz en el que participarán líderes religiosos de todo el mundo; y el 6 y 7 de noviembre, el Papa visitará la ciudad.
Precisamente, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, centró la homilía de la tradicional misa de la Mare de Déu de la Mercè en ésta última cita. Una cita que «se convierte en un examen de la capacidad acogedora» de la Ciudad Condal. Y, por ello, Sistach instó no sólo a los ciudadanos, sino también a todas las autoridades a que Barcelona siga siendo la ciudad que Miguel de Cervantes definió como «archivo de la cortesía» y «hospital de los pobres».
La referencia: Inglaterra
«Nosotros hemos de acogerlo –al Santo Padre– saliendo de nuestras casa, dejando nuestros pueblos y nuestras ciudades de Cataluña y participando personalmente en la dedicación del templo de la Sagrada Familia y saludándolo por las calles y plazas por las que pasará desde su llegada hasta que deje Barcelona», animó Sistach. Por que el periplo del Pontífice «también se convierte en un examen de la calidad de nuestra vida cristiana y de nuestra capacidad de construir una sociedad más ‘humana, más justa, más libre'».
De hecho, el cardenal arzobispo marcó como punto de referencia el reciente viaje del Pontífice al Reino Unido y sus palabras: «Las antiguas naciones europeas conservan su alma cristiana y, aunque la secularización la amenace, la Iglesia, que está convencida del bien que esta alma cristiana supone, se esfuerza por mantener esta rica tradición». Así, animó Sistach, «que nos vean decididos a trabajar para mantener esta rica tradición, que no esta muerta, aunque quizás esté, como las brasas, a veces escondida bajo las cenizas».
Las palabras de Sistach, que combinó el catalán y el castellano, recogieron también el principal motivo de la visita del Papa a Barcelona: la consagración de la Sagrada Familia. Un ritual que «es –por un lado– una invitación sobre todo a las familias cristianas a ser ‘un santuario de piedras vivas', una Iglesia doméstica» donde los pilares del crecimiento de un matrimonio son el amor y la vida. Y, por otro, la dedicación del templo supone «el compromiso –de la Iglesia– de hacerse servidora de las familias en sus necesidades y de hacerse defensora de la vida humana».
A la misa asistieron el presidente de la Generalitat, José Montilla, el líder de CiU Artur Mas y la presidenta del PP en Cataluña Alicia Sánchez-Camacho, así como el alcalde de Barcelona Jordi Hereu, el presidente del grupo municipal popular en el Ayuntamiento Alberto Fernández y otros representantes de la Generalitat y del Consistorio.
«Que la Mare de Déu de la Mercè haga que seamos una merced, un don, un motivo de gozo y de esperanza para nuestros conciudadanos, porque sólo así podremos ser cada día más humanos y más cristianos», aseveró Sistach para concluir la misa en honor a la patrona de Barcelona.
Tras la misa, paseíllo electoral y secesionista
Tras la misa de la Mare de Déu de la Mercè en la basílica dedicada a la patrona de la ciudad, los representantes políticos se dirigieron caminando al Ayuntamiento de Barcelona. Detrás de ellos bailaron els gegants, los capgrossos, el águila y el dragón, entre muchos otros. Se trata de un «paseíllo» tradicional por las calles Ample, Regomir y Ciutat, en que los ciudadanos buscan fotografiar a los cabezudos y los gigantes de la ciudad y las autoridades pueden saludar y codearse con la ciudadanía. Como es habitual, el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, encabezaron el séquito. Si en años anteriores los saludos se limitaron a un agitar de muñecas, en esta ocasión tanto Montilla como Hereu no escatimaron en carantoñas a los más pequeños, comentarios afectuosos a los más mayores y sonrisas para todos. Ayer hubo tiempo de «estar con el pueblo», a pesar de que las calles no se llenaron tanto como en pasadas ocasiones. Y es que, las elecciones están cerca.
El atrevimiento político no quedó ahí. En un alarde de protagonismo y a rebufo del pregón de Joan Margarit que anteayer hinchó de orgullo a CiU y ERC y enfureció al PP al instar a la independencia de Cataluña, el líder de ERC en el Consistorio, Jordi Portabella, se enfundó una gorra para promocionar una consulta secesionista en Barcelona el próximo 10 de abril. El gesto fue para el PP una «horterada».
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