Paro motivado

Ya pueden estar tranquilos los desempleados. Nada de tristezas ni de dramatismos. Atrás quedó, para los que están formándose, cualquier atisbo de necesidad de trabajo y, por supuesto, de salario. Ha dicho el presidente que si reciben formación, ya están trabajando para España. Bonita forma de transformar el drama que viven tantas familias en una etérea motivación que pueda evitar el caos. La verdad es que pensar que aunque no tengas nada en los bolsillos, estás haciendo algo por tu país, puede ayudar psicológicamente, pero ¿qué ocurre con las otras necesidades? Me refiero a las que hace tiempo que empezaron a convertirse en tabú: las económicas. También ha dicho que la peor crisis es la del pesimismo, la desconfianza y la resignación. En eso estamos de acuerdo. El gran protagonista de esta semana, Rafael Nadal, nos lo recuerda no sólo con palabras, también con hechos. Su familia y sus valores han sido clave en sus triunfos. Sólo pide salud porque sabe que todo lo demás está en su mano: constancia y voluntad. Tampoco olvidamos a otros superdeportistas que despiertan admiración y respeto, cuyas carreras marcadas por el sacrificio y el esfuerzo son modelos a imitar justo cuando más necesitamos esos valores que fortalecen a la sociedad y aumentan la autoestima y la motivación de quienes necesitan algo más que creer que están trabajando cuando realmente están en el paro.