Bruselas

Gana España

La Razón
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La excelente gestión de Mariano Rajoy en la cumbre comunitaria que terminó ayer ha redundado en importantes beneficios para España y su solvencia financiera. A la espera de conocerse los detalles concretos de los acuerdos a los que se llegaron en la madrugada del viernes, bien puede afirmarse que gracias a la tenacidad del presidente español, que ha actuado en coordinación con Mario Monti, se ha establecido una serie de cortafuegos que impedirán a los especuladores atacar los flancos español e italiano para sacar tajada de un euro debilitado. Así lo intepretaron con entusiasmo las bolsas, entre las cuales destacó la de Madrid con una espectacular subida del 5,66%, el mayor incremento del año. Rajoy viajó a Bruselas con el objetivo primordial de lograr oxígeno para la financiación de la deuda. No era empresa fácil porque Alemania y otros pequeños países como Holanda y Finlandia se negaban en redondo a flexibilizar los rígidos mecanismos comunitarios. Tras una tensa vigilia, hubo acuerdo en tres apartados decisivos: la recapitalización de la banca podrá hacerse de forma directa sin pasar por el Estado, con lo cual ni aumentará su deuda ni se verá afectado el objetivo de déficit; la línea de crédito a los bancos españoles no tendrá prelación sobre la demás deuda soberana, lo que tranquiliza a sus tenedores y a los inversores; y el fondo de rescate comunitario podrá comprar deuda de los países acosados sin que ello suponga nuevas exigencias de austeridad o condiciones macroeconómicas. Los tres acuerdos convergen en un mismo fin: aliviar la presión que encarecía la financiación de España e Italia y despejar el camino hacia una supervisión bancaria común, que se concretará en los próximos meses. Si no se hubiera dado este paso tan necesario, los recortes y los esfuerzos de austeridad que estamos haciendo los españoles serían engullidos por el sobrecoste de la deuda. Tanto sacrificio para nada. Por eso, al ganar España en esta cumbre también ha ganado el euro y se ha fortalecido la Unión. Aunque sea difícil sustraerse estos días a los símiles futbolísticos, sería un error interpretar los acuerdos en términos de victoria o de derrota de unos países sobre otros. Afirmar que Merkel ha sido derrotada no deja de ser una simplificación, cuando no un espejismo. Al asegurarse la solvencia de los socios más expuestos y ganar en fortaleza la moneda común, también Alemania sale beneficiada y su liderazgo, más aceptado. Por lo demás, es indudable que España ha salido respaldada de esta cumbre, pero no conviene caer en ilusorios triunfalismos. Aún queda un camino muy arduo por delante y el Gobierno está obligado a tomar decisiones duras para los ciudadanos. El objetivo de déficit al que España se ha comprometido no está asegurado, ni mucho menos, y la economía al ralentí no impulsa el crecimiento. Bruselas camina en la buena dirección, pero el resto depende de nosotros.