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Cambreling: «Mortier ha triunfado en los sitios más difíciles»
Es una de las batutas favoritas del director del Teatro Real. Ocupará el foso en «San Francisco de Asís» y en varios títulos durante las próximas temporadas. Este fin de semana ha dirigido a la Sinfónica de Madrid en el recital de Felicity Lott
Sylvain Cambreling era lo más parecido a un director musical que iba a tener el Real bajo el reinado de Mortier, partidario de que las batutas roten. La temporada que viene dirigirá dos títulos, pero a partir de la siguiente, lo tendrá más difícil porque ha aceptado el foso de la Ópera de Stuttgart. Hombre enérgico y apasionado, repasamos su planes de futuro en Madrid entre los ensayos del concierto de Offenbach con Felicity Lott, que hoy repetirá para el público infantil.
-¿Qué le atrae de un compositor como Offenbach?
-Durante tiempo estuvo minusvalorado por dedicarse a la opereta, aunque lo he admirado siempre. Encuentro interesante el programa pues muestra los dos aspectos del compositor: la vitalidad, pero también la melancolía. Es uno de los rasgos que lo aproxima a Mozart.
-Este año también dirigirá en julio «San Francisco de Asís», probablemente el título que más interés ha despertado esta temporada, y del que se ha hecho cargo en muchas ocasiones. ¿Qué diría al público para que asista a este maratón de seis horas?
-No hay que tener miedo de las seis horas. Uno pierde completamente la noción del tiempo. La música de Messiaen resulta muy fácil de escuchar. Tocarla es todo lo contrario. Hay momentos de gran tensión y otros más relajados. Es una ópera sobre la pérdida del miedo que acaba abrazando la alegría, la luz... Pasa de una cosa completamente cerrada a otra totalmente abierta. Éste es el ingenio de Messiaen. La he dirigido muchas veces, en sitios distintos y con dos producciones diferentes. Cada vez que lo he hecho, el público me hace la misma reflexión: no se han dado cuenta de la duración.
-¿Qué le aporta a un director de orquesta tocar en un espacio tan amplio como el Madrid Arena?
-Hay una formación orquestal enorme, no cabrían en el foso del Real y eso que no es pequeño. Es una obra que necesita grandes dimensiones porque es una catedral del sonido. Messiaen compuso esta obra delante de una ventana desde la que contemplaba todos los Alpes. Esa inmensidad se refleja en la música.
-El año que viene será el director que más producciones dirija, dos. Una de ellas, «Nerone e Poppea», con dirección artística de Warlikovski, un hombre con un universo estético peculiar, como ya se ha comprobado en Madrid. ¿Qué puede adelantarnos?
-Es una pieza del siglo XVII que sigue siendo increíblemente moderna, pues habla de que el deseo está por encima de toda moral. Es el que lo decide todo. Como explica el texto, cuando entra en conflicto Virtud, Fortuna y Amor está claro que es el último quien ganará siempre, incluso si es un amor inmoral. Por eso es un tema muy acertado para Warlikovsky, que seguro va a construir personajes de hoy al límite de la caricatura.
-¿Y musicalmente, es un mix entre Barroco y Contemporáneo?
-Así es. Se trata de una orquestación nueva de Philippe Boesmans, pero también es cierto que no conservamos la partitura original de Monteverdi, siempre se hacen versiones nuevas. Así que tocarla con una orquesta como las de hoy me parece la consecuencia lógica. A cada personaje le ha otorgado un color muy particular. Es lo único que ha cambiado, porque el resto está intacto.
-«Pélleas et Melisande» será dirigida por Bob Wilson, uno de los tótem de la puesta en escena, como en su día lo fue Marthaler, ¿es más complejo trabajar con estos grandes nombres?
-No es difícil colaborar con gente talentosa, incluso si tenemos ideas diferentes. Yo dedico dos años a cada nueva producción. Creo que no vale la pena hacer cosas nuevas si no tienen algo de especial. Por eso siempre me interesan las actualizaciones, sino ¿para qué hacer lo que ya se hizo bien antes? Lo importante no es discutir sobre la estética sino llegar a un acuerdo sobre la dramaturgia musical.
-Conoce desde hace mucho a Mortier. ¿Lo ve feliz en Madrid?
-Debería preguntarle a él. Allá donde ha ido ha hecho la revolución. Eso nunca es fácil. Tampoco subestima al público. Ha triunfado siempre incluso en los sitios más difíciles.
El detalle
EL PROGRESO DE LA ORQUESTA CON DIRECTORES MÚLTIPLES
Aunque solo ha dirigido a la Sinfónica de Madrid en un par de conciertos, Cambreling dice que lleva año y medio escuchándola con detenimiento y que desde septiembre «ha progresado». Aprecia, sobre todo, su entrega en los ensayos y la capacidad de trabajo que han mostrado los músicos. Destaca además la actuación del foso en «El caballero de la rosa», durante esta temporada. ¿Eso quiere decir que funciona el método de Mortier de optar por varios batutas en vez de uno titular, como en la mayor parte de coliseos del mundo?
«Para conseguir la excelencia –argumenta el Cambreling– sería necesario que un director musical pasara el 80 por ciento de la temporada en el teatro, que es algo que nadie hace. Para evitar que haya un descenso de la calidad es necesario invitar a directores que quieran trabajar, y eso es lo que ha hecho Mortier». Sin embargo él, en su nuevo cargo en Stuttgart desempeñará las funciones de un director musical tradicional.
Por el arte
Cambreling admira y defiende al siempre polémico Gérard Mortier. «La diversidad le estimula. Cree en lo que hace, pero no lo hace por él, sino por el arte, la cultura y los artistas. Pretende que el arte sirva a la educación, la sensibilidad y los sentimientos, por eso él pone el nivel tan alto», afirma.
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