Pekín
La guerra civil siria se cobra 4000 muertos
Durante los nueve últimos meses, la alta comisionada de la ONU de Derechos Humanos, Navi Pillay, ha advertido al Consejo de Seguridad sobre las graves consecuencias de su innacción ante la revuelta en Siria.
NUEVA YORK- Y ayer la alta comisionada de Naciones Unidas empleó por primera vez el concepto de «guerra civil» para referirse al estado de la cuestión en el país árabe. Una confrontación fraticida precipitada por el número creciente de soldados desertores, que han decido tomar las armas contra el presidente Bachar al Asad.
Según explicó ayer la alta comisionada Navi Pillay, la ONU ha cifrado «el número de muertos de las revueltas en 4.000, pero en realidad la información que nos llega ofrece unos datos todavía mucho peores». Pillay quiso hacer hincapié en que «ya lo advertí al Consejo de Seguridad en agosto de que iba a haber una guerra civil. Y ahora así es cómo puedo describir esto (por la situación actual)», aclaró.
Durante meses las potencias occidentales que tienen representación en el Consejo de Seguridad han negociado con el resto de miembros para frenar los crímenes de Asad contra su población. Pero Rusia y China han bloqueado todos los intentos de sacar adelante una resolución de condena. Las feroces críticas de Pillay, atípicas para el lenguaje medido que se utiliza en Naciones Unidas, se producen después del aumento de presión contra Asad dentro y fuera de Siria.
La alta comisionada de la ONU indicó que hay motivos para que la represión en Siria llegue al Tribunal Penal Internacional de La Haya. Sus palabras hacían referencia al informe elaborado hace unos días por una comisión independiente.
«Creo que el preámbulo del Estado de Roma es muy claro: donde hay crímenes graves que puedan tener la consideración de genocidio, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra no debería haber impunidad», recordó Pillay, la cual llamó la atención sobre la necesidad de aplicar el derecho internacional independientemente de los intereses políticos. Sus críticas no sólo fueron dirigidas al Gobierno de Asad, sino también a Mosú y Pekín. La industria militar de Moscú disfruta de trato preferente en Siria, mientras Pekín considera que Occidente utiliza la excusa de los derechos humanos para ampliar su área de influencia en la región.
En Siria, ayer continuaron los combates entre los opositores al régimen y las fuerzas leales. En las ciudades centrales de Homs y Hama, los dos focos principales de resistencia sirios, murieron en total 24 personas, según informaron los opositores.
MATANZAS EN SILENCIO.
La ONU alerta de la presencia de «shabiha» o matones del régimen en Homs y Hama. Soldados sirios torturan a unos ciudadanos en Homs.
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