Francia
Moratinos viaja a Cuba para interceder por Fariñas pero evita verle
La disidencia interna critica que el ministro de Exteriores va a «hacerse la foto». El Vaticano y la dictadura parecen haber llegado a un acuerdo sobre los presos al que intenta sumarse España
MADRID- El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, viajó ayer por tercera vez a La Habana para consumar una mediación compartida con la Iglesia católica ante los Castro. El objetivo es lograr la liberación de los presos políticos y, de paso, salvar la vida a Guillermo Fariñas, en huelga de hambre desde hace más de cuatro meses, algo que no se hizo con Orlando Zapata, muerto por inanición el 23 de febrero en plena Presidencia española de la UE.
Esta visita sorpresa de Moratinos parece indicar que ya está cerrado el acuerdo con el régimen que ahora dirige Raúl Castro, aunque el propio ministro indicó antes de poner rumbo a la isla que no piensa visitar al preso de conciencia ni a ningún otro disidente, una práctica habitual en sus visitas a La Habana. El ministro, que sí se entrevistará con su homólogo y con el arzobispo de la capital, dijo que lo «mejor» sería que Fariñas desistiera de su huelga y quiso dejar claro que la Embajada española no ha dejado de preocuparse por su estado de salud.
Según declaró a LA RAZÓN la disidente Martha Beatriz Roque, el hecho de que Moratinos no visite a Fariñas «es una muestra de que su interés es sólo con el Gobierno y lo que busca es aumentar su relevancia a nivel internacional y dentro de la UE». «Nadie le ha pedido que se meta en esto, es un asunto entre cubanos. Si quiere mejorar la imagen exterior de España, que lo haga con otro país. Nuestro dolor es el dolor de los muertos, con esto no se debe especular», aseveró la integrante del «Grupo de los 75».
Por su parte, Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), señaló en conversación telefónica que el acuerdo (que previsiblemente se anunciará entre hoy y mañana) «no es fruto de ninguna mediación española, se trata de una decisión unilateral del Gobierno cubano que seguramente había tomado hace tiempo».
Sánchez considera, al igual que otras fuentes diplomáticas consultadas, que el ministro de Exteriores «viene rápido para hacerse la foto, algo humano y natural tratándose de un político» y apuntarse un tanto que no quiere dejar en exclusiva a la Iglesia.
Lo cierto es que Moratinos lleva meses detrás de un acuerdo que alivie las condiciones de los opositores entre rejas. Sin embargo, la mayoría de la oposición interna desconfía de sus buenos oficios y, aunque agradece su «esfuerzo», coincide en señalar que el régimen ha «utilizado» a España, en la que no confía y a la que sólo ha «regalado» algún preso de vez en cuando porque no tiene intención de cambiar. «Moratinos no debería echarse unas flores que no le corresponden. Seguro que el Gobierno cubano dará algún paso, pero luego cerrará la puerta y tirará la llave», asegura Elizardo Sánchez, mientras Roque opina que el jefe de la diplomacia española «siempre confía en que habrá resultados, pero los Castro le han engañado, le han dado dos presos y no han solucionado nada, esto no es nuevo; desde que Zapatero está en el poder están con esto y no han conseguido nada». Hasta el momento, el cauce abierto entre la Iglesia y el régimen ha propiciado las liberaciones de Ariel Sigler y Darsi Ferrer y el acercamiento de una docena de presos a cárceles próximas a sus lugares de origen.
Mariano Rajoy valoró ayer positivamente el viaje del Moratinos, e incluso se comprometió a apoyar su política en esta materia si se pone del lado de la Iglesia y aprovecha su visita para pedir la liberación de los presos políticos. Su discurso llamó la atención por ser más suave de lo que acostumbra. Dio una de cal y otra de arena. Por un lado, la Junta Directiva Nacional del PP, máximo órgano entre congresos, ratificó un durísimo informe sobre el semestre español de Presidencia de la UE. Por otro, Rajoy dio margen al Gobierno en lo que afecta a este viaje a Cuba y sostuvo que éste tendrá todo su apoyo en sus gestiones con la Iglesia cubana para lograr la liberación de los presos, porque eso supone «una rectificación y un cambio de política en la buena dirección», informa C. Morodo.
El «otro Guantánamo»La posibilidad de que los Castro acepten «repartir» al más de medio centenar de presos políticos por países europeos no convence a la disidencia que aún resiste en la isla. Según algunas fuentes, los hermanos Castro aceptarían esta salida porque es «cambiar la prisión por el destierro, otra condena penal en Cuba». Los opositores consideran «inaceptable e indigna» esta opción que ya habrían aceptado países como Italia y Francia, además de España. Paradójicamente, se trata de seguir el modelo instaurado por el «imperio» para cerrar el penal ilegal de Guantánamo.
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