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China y EE UU quieren asegurar la estabilidad de la península coreana
La incertidumbre sobre el proceso de transición eleva la tensión en Asia
Pekín- El «dictador atómico» era percibido como una de las figuras políticas más peligrosas y desestabilizadoras del panorama internacional. Pero ahora que ha pasado a mejor vida parece que todos lo echan de menos. Por paradójico que suene, diplomáticos y analistas creen que sin Kim Jong Il la situación de la península coreana es aún más incierta. Incluso las bolsas han reaccionado mal a su muerte. Y es que el régimen tiene por delante una transición complicadísima, con un joven imberbe al frente (Kim Jong Un) y un Ejército que debería encargarse de tutelar el proceso sin caer en luchas de poder. Como último factor de riesgo, está por ver cómo reacciona la población, especialmente los militares, ya que nadie da por sentado que mantengan lealtad ciega a la «dinastía Kim».A las tensiones internas hay que sumar presiones externas.
China, lo más parecido a un aliado que tiene Corea del Norte, ya se ha puesto manos a la obra para asegurarse de que no habrá sobresaltos. La embajada norcoreana de Pekín fue acordonada ayer por la Policía y no dejaron de entrar coches con los cristales tintados a su enorme recinto. Paralelamente, se ha lanzado una campaña de control informativo. Según fuentes académicas consultadas por LA RAZÓN, analistas y medios chinos han recibido la estricta orden de no despegarse ni un milímetro de la postura oficial. El gigante asiático, cuyo presidente Hu Jintao podría ser el único mandatario extranjero invitado al funeral del 28 de diciembre en Pyongyang, parece determinado a ejercer de hermano mayor. En el otro extremo está EE UU, escoltado por Japón y Corea del Sur. Los tres quieren evitar que Corea del Norte colapse o entre en una espiral agresiva. Uno de los principales motivos es el miedo a que su enorme arsenal (no sólo atómico) salga al mercado y acabe en manos aún más peligrosas que las de Kim Jong Il. Asusta pensar en los 1,3 millones de soldados armados del Ejército norcoreano fuera de control. «La transición de una aparente estabilidad al colapso puede ser suave», advertía Bruce Bennet, analista de «International Security».
Seúl decreta la alerta
Consciente del delicado momento por el que atraviesa su complicado «hermano» del norte, Seúl puso ayer oficialmente a sus funcionarios en alerta. Según fuentes de la inteligencia citadas por la Prensa, el régimen norcoreano habría estado haciendo pruebas con misiles pocas horas antes de anunciar la muerte del dictador.
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