Debate Estado Nación

Decepción presidencial

La Razón
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El Debate sobre el estado de la Nación ha marcado la actualidad política de la semana. Había ganas de calibrar el estado de forma de Rodríguez Zapatero y el peso de sus apoyos, cuando se le supone una soledad agonizante. Los diputados socialistas, que apenas tienen oportunidad de tocar al líder unos instantes cada varios meses, se sentaron con la esperanza de que Zapatero fuera capaz de cargar las pilas anímicas de un partido desfondado. La intervención de la mañana, la primera, la que el presidente prepara concienzudamente, la más personal, dejó más que frío con la circulación política a un paso de la embolia. Las caras de los que se mantuvieron despiertos eran un poema y las pasillos, lo más parecido a un tanatorio. Hasta un ministro se atrevió a comentar: «Al Zapatero bueno lo veremos por la tarde», que era como confesar el desastre. La mejora, sin embargo, fueron fuegos de artificio para animar a los ultras de su hinchada.