Entre los deseos y la realidad

A veces porque nos hemos convertido justamente en lo que odiábamos o simplemente porque no se han cumplido las expectativas, por no hablar del desazón que produce encontrarse con un amor del pasado que vuelve al presente con intensidad a fuerza de ser idealizado. Todas estas emociones se encuentran en «My Generation», una serie que reúne a nueve chicos y chicas para rodar un documental sobre sus vidas. Diez años después, se vuelven a reunir para grabar su evolución.
Es casi inevitable ver esta serie con simpatía por cuanto su argumento tiene como referencias películas tan recomendables como «Reencuentro» y «Los amigos de Peter». Quienes las hayan visto han disfrutado de lo mismo que puede que ofrezca «My Generation»: un retrato descarnado en ocasiones, a veces cómico, de un grupo de amigos a los que la vida les ha separado para reunirles ya en la vida adulta, con responsabilidades que aún les cuesta asumir, miedos cada vez más difíciles de ocultar y anhelos que se sabe que difícilmente se cumplirán. Por no hablar de cómo cambian los roles y cómo las ranas se convierten en príncipes y a la inversa. Y es que a veces las series ofrecen una sobredosis de realidad que hace a los personajes creíbles y cercanos porque no son más que un reflejo de nosotros mismos.