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La bella y el rico
Ya hay tema para conversar. Más bien para criticar o para cotillear, que es lo que más gusta al personal. Que un hombre de 84 se case con una de 24 no ocurre todos los días, es cierto, pero que el fundador de Playboy lo haga no es de extrañar: es la edad de las mujeres con las que siempre ha tenido contacto, además de ser adalid de la libertad sexual, de los derechos civiles, de las causas de los homosexuales y del consumo de marihuana. Francamente pienso que lo raro sería que contrajera matrimonio con una de su quinta, no iría para nada con su modo de vida. En cuanto a ella, ¿qué decir? Ese hombre representa la solidez de un personaje conocido mundialmente, creador de la revista icono de lo sensual y, metiéndonos ya en interioridades, Hug Hefner es con toda probabilidad un amante extraordinario. De 84 años, sí, pero ¿se acuerdan de aquel dicho que dice que se pierde el diente pero no la simiente? Luego está lo del amor, y llegado este punto me pregunto por qué la gente desconfía del cariño entre dos personas de edades tan dispares. ¿Qué impide que un octogenaria y una veinteañera se amen, se deseen y quieran juntarse para hacer crecer este amor y esta pasión? Se habla mucho por hablar, se critica sin elementos de juicio y con maldad, sin saber cómo piensan y cómo sienten las personas. Pero además, sobre todo y por encima de todo, si él se casa por tener en su cama una mujer de carnes tersas y ella por el puro dinero, ¿a quién le importa, si ellos están de acuerdo con su toma y daca? Cállense todos y dejen vivir a la gente.
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