De Dalí a JFK todos apoyaron

Barcelona- Todo el mundo se volcó con las víctimas de la riada, con iniciativas de todo tipo. Una de las más llamativas vino por parte del mundo del arte, con una exposición que abrió sus puertas en Barcelona en diciembre de 1961.

Varios pintores cedieron sus cuadros para que fueran vendidos en una subasta en beneficio de las víctimas. Desde exiliados como Picasso o Clavé, pasando por nombres como Miró, Hernández Pijuan y Tharrats, todos estuvieron con los que peor lo pasaron. Incluso hubo quien pintó inspirado por la riada. Fue el caso de Dalí que realizó su «Cristo del Vallés», una composición en la que recrea el ambiente gris de la tragedia dando paso a una imagen de Jesús crucificado. El cuadro fue comprado por los Albaretto, coleccionistas italianos de Dalí. El mundo del arte de Madrid también pensó en Cataluña con una exposición de obras de Saura o Vázquez Díaz en la Galería Biosca. Se lograron 10 millones de pesetas por la venta de las pinturas cedidas.

Otro que recaudó dinero fue el popular locutor de radio Joaquín Soler Serrano, con un programa en Radio Barcelona que colapsó la calle Caspe. El periodista consiguió 30 millones de pesetas, pero las autoridades no le dejaron repartirlos y el Ayuntamiento de Terrassa de la época le negó el agradecimiento.

La repercusión internacional fue también muy importante. Líderes de todo el mundo, incluso del otro lado del telón de acero, enviaron sus condolencias y ayuda económica. Asociaciones de exiliados no dudaron en apoyar a quienes habían pasado esa tragedia, aunque su generosidad fue silenciada por el franquismo.

Estados Unidos, en aquellos momentos presidido por John F. Kennedy, fue uno de esos países. En la biblioteca presidencial de Kennedy se conserva la carta que Franco envió al líder estadounidense. Está fechada el 4 de octubre de 1962 y va dirigida al «señor presidente y buen amigo». El dictador escribe que «su mensaje de condolencia por la catástrofe de Barcelona nos ha conmovido profundamente. Todos los españoles agradecemos, y especialmente las familias de las víctimas, los sentimientos de solidaridad y las ayudas prestadas u ofrecidas por los Estados Unidos en esta ocasión. Esta prueba de solidaridad humana se halla dentro de las mejores tradiciones del pueblo americano y no es la primera vez que en España, ante una desgracia nacional, sentimos la inmediata y calurosa presencia de nuestros amigos y amigos de los Estados Unidos siempre dispuestos a contribuir con su esfuerzo a la reparación de daños y sufrimientos».