Argentina

El «doctor PIP» cazado en una lujosa mansión

El «doctor PIP» cazado en una lujosa mansión
El «doctor PIP» cazado en una lujosa mansiónlarazon

PARÍS- «¿Cómo no ha caído antes?», es la pregunta que ayer circulaba en bucle. Las damnificadas por los implantes mamarios defectuosos PIP no se explican cómo el artífice de un escándalo sanitario mundial ha permanecido tanto tiempo libre. Algunos le hacían en Costa Rica, donde la Interpol lanzó a finales de año una alerta de busca y captura. Sin embargo, Jean Claude Mas residía, tranquilo, en la lujosa mansión de su pareja en Six-Fours, en el la costa azul francesa. Detenido a primera hora de la mañana por la gendarmería, este «iluminado» de la industria de los implantes fue interrogado durante seis horas antes de pasar a disposición judicial, mientras presenciaba el registro de su vivienda en la que fueron halladas obras de arte de importante valor. Al mismo tiempo, también fue arrestado el director general de la empresa, Claude Couty, en una localidad vecina.

El empresario, de 72 años, un «oportunista» al acecho de todo negocio lucrativo, se habría granjeado su pequeña fortuna con la venta desde principios de 2000 de prótesis mamarias defectuosas remplazando el gel de silicona homologado por uno «artesanal» a base de aceite de silicona industrial, llegando a ahorrarse un millón de euros anuales. Así, hasta la quiebra de la empresa en marzo de 2010, cuando las autoridades sanitarias galas detectaron el fraude y se abrió una primera investigación judicial por «estafa agravada», que sentará en el banquillo a Mas a finales de este año.

El acusado, que ha reconocido la fraudulenta maniobra en una declaración a la Policía del mes de octubre, afirma que su gel es de «mejor calidad» e insiste en negar su peligrosidad. Para las víctimas, unas 30.000 mujeres en Francia, la noticia supone «un alivio». «Al fin tenemos un adversario designado», declaraba ayer Murielle Ajello, presidenta del Movimiento de Francesas portadoras de implantes, que reconoce «un gran avance» en la investigación abierta por la Fiscalía de Marsella por «homicidio y heridas involuntarias», la segunda causa en la que Mas está incriminado y por el que se expone a cinco años de cárcel y 75.000 euros de multa. A día de hoy hay 2.500 denuncias contra él y la empresa que fundó, PIP, a raíz de la muerte, por cáncer, de una paciente y la aparición de tumores de mama en una veintena de mujeres portadoras de estas prótesis. Cerca de 500.000 ejemplares fueron distribuidos en todo el mundo –unos 10.000 en España– aunque recientes análisis demuestran que no todos los modelos de implantes eran defectuosos. A partir de 2006 volvieron a utilizar el gel homologado, pero sólo para las prótesis menos vendidas, según han afirmado a los investigadores varios responsables de la empresa.

 

Colapso en los quirófanos de Suramérica
Más del 80% de la producción de la fábrica gala PIP la importaba América latina. Allí, cada país ha tomado diferentes posturas: mientras en Argentina su sistema nacional de salud no se hace responsable, en Brasil y Venezuela han habilitado centros específicos para explantar los implantes cuyos servicios están saturados. Los médicos venezolanos han multiplicado el número de operaciones.